Hay una relación que involucra a padres/maestros que dice así: cuando padres y maestros colaboran como aliados, ganan los hijos. Cuando padres y maestros están confrontados, pierden los hijos. Esto es por puro sentido común. Padres/maestros alineados en su entendimiento sobre las vicisitudes escolares académicas, sociales y emocionales de los hijos=alumnos, conversan mejor, coordinan mejor, interactúan e intercambian información con más transparencia por lo que eso resulta en más rapidez y eficacia en la mejora de los hijos=alumnos.
No pocas veces padres que tienen una actitud agresiva, que culpan al colegio de los males de sus hijos, que amenazan a los profesores con denuncias o retirar a los hijos del colegio y otras formas de intimidar a los profesores, hacen que éstos se contengan, se limiten a intercambios formales, eviten comunicarse con ello, y no traer a las reuniones información valiosa pero que puede irritar a los padres. Es una natural actitud defensiva. Un profesor debe tener demasiado coraje y seguridad en sí mismo (no son muchos) como para cuadrar a esos padres pase lo que pase, así sea arriesgando su permanencia en el colegio.
Por lo tanto, aún si los padres deciden cambiar a su hijo de colegio, mientras más claro tengan el panorama respecto a lo que es atribuible al colegio y lo que corresponde a ellos y sus hijos, tanto mejor.
En resumen, la comunicación abierta, coordinación y colaboración generan un ambiente de aprendizaje positivo, una educación consistente, la detección temprana de problemas, un apoyo integral y un modelo de comportamiento positivo.