Después de la larga huelga magisterial del año 2017, el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) me designó ministro de Educación, cargo que tuve el honor de ejercer hasta los primeros días de abril de 2018 cuando él renunció a la Presidencia.

Hasta ese momento no lo conocía personalmente, pero en el ejercicio del cargo se produjo un vínculo cercano y afectuoso. Recuerdo su apoyo para las decisiones que asumimos, tales como la normalización de las clases escolares después de una prolongada paralización de labores, la movilización integral y descentralizada para un buen año escolar 2018, los aumentos para maestros, auxiliares y promotoras de inicial, así como el nombramiento docente anual. Igualmente, para los proyectos que dejamos encaminados: restitución de la dirección de tutoría y bienestar socioemocional y reajuste del currículo para luego actualizar los bancos de libros; todos los cuales fueron obviados por mi sucesor.

Una vez cuando en un Consejo de Ministros había voces que no concordaban con mi intención de dialogar con todos los dirigentes involucrados en la huelga, él expresó: “Dejen que Idel lleve adelante sus propuestas, pues la mayoría de quienes me lo propusieron señalaron que tenía el conocimiento y la experiencia para ejercer el cargo en las actuales circunstancias”.

Varias veces lo visité en su hogar y recuerdo que en cierta ocasión él, en ropa de casa y con un café de por medio, me dijo lo siguiente: “Idel: ¿Qué podemos hacer con algunos desleales?”. Evidentemente se refería a una autoridad de su gobierno.

Le guardo un gran agradecimiento por su generosidad y apoyo a mi gestión. ¡Querido presidente PPK, te deseo bienestar y larga vida!