El primer año en la clandestinidad de Vladimir Cerrón ha sido celebrado por su agrupación política y sus legisladores, por lo que cabría preguntarnos si quienes integran Perú Libre y en especial su bancada parlamentaria son partidarios o cómplices de quien se ha pasado doce meses riéndose de la justicia que lo ha condenado en última y definitiva instancia por corrupto.
Los fallos judiciales deben ser respetados por todos y más aun por los funcionarios públicos, empezando por los congresistas. Por eso, llama la atención que la bancada de Cerrón ya ni se preocupe por aparentar las formas, para en su lugar salir a respaldar a quien vive hace un año al margen de la legalidad.
Da vergüenza que tengamos a congresistas que cobran un sueldo que le pagamos todos los peruanos, rindiendo homenaje a un corrupto sentenciado que anda escondido, y que encima la quiere pegar de “perseguido político”, cuando en realidad sabemos que Cerrón está como está por ladrón y no por sus “ideas” que más bien no tienen acogida entre los peruanos.
En un Congreso normal, la Comisión de Ética o las instancias correspondientes tendrían que intervenir para sancionar a los legisladores que ven a un año de evasión y burla a la justicia, como un gesto de “resistencia”. Sin embargo, sabemos que nada pasará a los que tienen como líder -o quizá cabecilla- a quien se ha llevado el dinero de los más pobres de Junín.