El sector hidrocarburos se encuentra en un momento decisivo, enfrentando desafíos significativos como la falta de inversión en exploración, dependencia de importaciones de combustibles (75%) y un retraso en llevar gas natural a las regiones. Aunque el panorama es complejo, el 2025 genera optimismo gracias a proyectos de inversión que prometen avances en acceso a gas natural, diversificación energética, desarrollo petroquímico y recuperación de reservas.

A dos décadas del inicio de Camisea, el acceso equitativo al gas natural sigue pendiente. En provincias, el costo del gas para hogares y pymes es hasta 150% mayor que en Lima. La aprobación del Proyecto de Ley de Tarifa Única Nacional de Gas Natural es crucial para cerrar esta brecha y garantizar una tarifa igualitaria. Sin embargo, intereses particulares bloquean esta iniciativa, afectando a millones.

Proyectos clave como la expansión de Cálidda y el ducto de TGP impulsarán el acceso al gas natural. Cálidda planea invertir más de $500 millones en el sur, mientras TGP destinará $2,000 millones para un ducto costero que conectará regiones clave. Asimismo, el desarrollo de la industria petroquímica, con una inversión estimada de $2,000 millones, fortalecerá la demanda de gas natural, reducirá la dependencia de fertilizantes importados y mejorará la seguridad alimentaria.

Es imperativo extender el horizonte de reservas de gas natural de 17 a 25 años mediante la reactivación de la exploración. Esto requiere simplificar trámites, reducir tiempos para licencias, ajustar regalías y sobre todo garantizar la seguridad jurídica.

Con liderazgo ministerial decidido y el “shock de confianza” propuesto por la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, el sector puede revertir su inercia negativa. Estas acciones permitirán que 2025 marque un punto de inflexión positivo para la industria y la economía peruana.

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