Luego de la trágica experiencia que hemos vivido los peruanos a causa del terrorismo que ha costado la vida de mucha gente inocente a partir de mayo de 1980, resulta surrealista e indignante que acá pueda existir gente que justifique o al menos intente pasar por agua tibia la brutalidad de los ataques cometidos el fin de semana último por los criminales Hamás contra civiles israelíes, a los que han asesinado y tomado como rehenes, todo en nombre de dios y de la libertad.

Quizá no se dan cuenta que de haber estado al sur de Israel al momento de la incursión de los terroristas de Hamás, también hubieran sido baleados, acuchillados, violados o secuestrados a pesar de ser sus escuderos. ¿O es que creen que estas bestias de turbantes, explosivos y fusiles AKM les van a agradecer por “luchar” por su libertad y la de su pueblo? Muchos de los asistentes al fatídico concierto arrasado por los criminales eran defensores de la causa palestina.

Pero para nosotros la tragedia no queda en el otro lado del mundo, en Medio Oriente. Ayer se ha confirmado el asesinato de dos ciudadanos peruanos-israelíes. Uno de ellos es el medico Daniel Levy Ludmir, que trabajaba en un centro de salud de la zona asaltada por los terroristas, y otro el soldado de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) Brando David Flores García. Hay otros tres compatriotas que hasta el cierre de esta columna permanecen con paradero desconocido.

Lo sucedido el sábado último al norte de la Franja de Gaza y el sur de Israel ha sido una matanza de inocentes. Aún así, hay gente en todo el mundo e incluso en el Perú, que no condena estos actos y hasta los justifica. Si algún inocente creyó que tras el drama de la pandemia de COVID-19 las personas iban a ser más “humanas” y sensibles, acá tienen una muestra de que hay quienes terminaron peor.

El problema en Medio Oriente no se va a solucionar mientras los brutales terroristas de Hamás sigan manejando la Franja de Gaza, un sector ocupado por palestinos que por el sur limita con Egipto, un país que pese a tener al islam como religión oficial, también rechaza el accionar criminal de quienes tratan de imponerse con balas, bombas y el asesinato de gente que nada tiene que ver con sus motivaciones ni su fanatismo enfermo. Son unos apestados para quienen la paz en esa zona.