Flagrante la falta de pericia y coordinación en el entorno más cercano de la presidenta Dina Boluarte, donde el premier Gustavo Adrianzén y el vocero Fredy Hinojosa no se ponen de acuerdo para dar una sola versión ante los medios y el país sobre la presencia de la mandataria en un condominio de playa al sur de Lima, donde según algunas versiones también estuvo escondido el prófugo Vladimir Cerrón, al extremo que allí se hizo un vistoso operativo policial para tratar de arrestarlo.
Irónico que la mandataria se queje de la insistencia de los medios respecto a este asunto y que el premier también manifieste su malestar por tener que responder “semana a semana” acerca de las dudas de esta “coincidencia” de las presuntas presencias de la presidenta y el prófugo Cerrón en un mismo lugar en fechar cercanas, pues ha quedado claro que las sospechas y las desconfianzas son generadas en la propia cúpula del Poder Ejecutivo, donde no hay una sola versión sobre estos hechos.
También se generan suspicacias por el afán del Ministerio del Interior y de la Policía Nacional -que no podrían tomar una decisión sin consultar a la mandataria-, de impedir que el chofer del vehículo presidencial, el suboficial PNP Félix Montalvo, declare ante la Comisión de Fiscalización del Congreso sobre este asunto que semana a semana crece como una bola de nieve. Si hay un asunto de seguridad de por medio, para eso existen las sesiones secretas o reservadas en al Poder Legislativo.
Si no hay nada que ocultar, si no existe apoyo al prófugo Cerrón, si el condominio Mikonos u otro cercano no era una especie de Sarratea, y todo fue una visita familiar de fin de semana a una casa de playa en pleno verano, ¿por qué tanto misterio?, ¿por qué hay versiones distintas en el mismo entorno presidencial? Además, recordemos que esta historia comienza con un relato hecho por el actual ministro del Interior, Juan José Santiváñez, a través de un audio que hasta el momento nadie ha demostrado que sea adulterado.
Antes de pedir a los periodistas que dejen de lado este asunto, en el Poder Ejecutivo deberían ser más claros y precisos, pues de por medio está un sujeto como Cerrón, nada menos que el hombre que llevó a la señora Boluarte a donde está ahora y quien le debe saber muchas cosas, según hipótesis no de la prensa, sino del Ministerio Público. Las dudas están sembradas y el aire seguirá enrarecido si no hay transparencia en una salida a la playa que al parecer no era tan inocente.