Cuando el país necesita de los mejores peruanos para conducirlo y sacarlo de la pendiente en que se encuentra, la legislación electoral impide que los partidos inviten a independientes para postular a la Presidencia. Un absurdo porque sí permite esta opción para postular al Congreso. Esta restricción vulnera el derecho constitucional de los ciudadanos a ser elegidos mediante sufragio universal y contradice el principio de igualdad en la participación política. La Carta garantiza que todos puedan postular a cargos públicos sin exigir afiliación partidaria. Sin embargo, la Ley de Organizaciones Políticas limita este derecho al obligar a los candidatos presidenciales a estar inscritos lo que desnaturaliza el sistema democrático y recorta innecesariamente la participación electoral. Pero una ley no puede ir contra la Constitución. Cabría una acción de inconstitucionalidad aunque la mejor solución sería una reforma que permita la invitación a personalidades independientes lo que ampliará la oferta electoral para atraer candidatos con experiencia, liderazgo y respaldo ciudadano. Cuando los partidos políticos han perdido representatividad, esta medida mejoraría la calidad de las postulaciones. Incentivaría nuevas figuras. Esta reforma debe incluir reglas claras, un proceso interno de selección y un compromiso de los invitados con el programa del partido. Corregir esta limitación fortalece la democracia y la representatividad en el camino de modernizar el sistema político. La actual legislación puede perpetuar una clase política cerrada y alejada de las demandas ciudadanas. La cincuentena de partidos inscritos no garantiza nada, por el contrario perjudica la calidad de los líderes y las mejores opciones, sin asegurar que las elecciones reflejen la voluntad popular.