La inauguración del megapuerto de Chancay representa un hito trascendental para el Perú y Sudamérica. Después de cinco años de construcción, este Terminal Portuario Multipropósito, edificado por un consorcio chino, se convierte en el puerto más moderno e importante de la región, y con razón es motivo de orgullo nacional. Más allá de su envergadura y de su capacidad para recibir los buques más grandes del mundo, el impacto de esta infraestructura va mucho más allá de lo logístico: marca un cambio estratégico en la economía y el comercio exterior de Perú.
La puesta en marcha de Chancay implica una conexión directa y más eficiente con Asia, recortando los tiempos de transporte de 40 a 25 días, y proyecta una significativa contribución al Producto Bruto Interno. Según estimaciones del Ministerio de Producción, el puerto aportará unos 4,500 millones de dólares a la economía peruana, el equivalente a un 1.8% del PBI, mientras que el Banco Central de Reserva pronostica que solo la primera fase del proyecto sumará un 0.9% al PBI en el próximo año. Además, generará alrededor de 7,500 empleos, entre directos e indirectos, lo que significa un impulso no solo para el comercio, sino para miles de familias peruanas.
La megaobra de Chancay representa un llamado a nuestros líderes y a la sociedad en general. Si bien esta es una oportunidad dorada para impulsar el crecimiento, también es el momento de utilizar este avance como plataforma para afianzar el rumbo hacia el desarrollo y la estabilidad.