Ayer los peruanos hemos recibido la buena noticia de que Estados Unidos ha negado el asilo político a Alejandro Sánchez, el dueño de la guarida del pasaje Sarratea, en Breña, donde Pedro Castillo había armado un despacho presidencial clandestino y recibía a gente realmente impresentable que habría sido parte de la banda de delincuentes que el Ministerio Público afirma era encabezada por el exmandatario hoy preso de manera preventiva mientras se le investiga por golpista y corrupto.

Sánchez era un prófugo de la justicia peruana desde el año pasado. Se había dispuesto su arresto preventivo por el caso “gabinete en la sombra”, que tiene como protagonista a su paisano Castillo. Pero como es un tremendo sinvergüenza, pretendió recibir asilo en Estados Unidos, donde fue capturado a inicios de setiembre mientras trataba de ingresar ilegalmente a través del estado de Texas, con la clara intención de burlar a las leyes peruanas. ¿Cómo logró salir del país? Nadie lo explica aún.

La guarida del pasaje Sarratea es uno de los más grandes símbolos de la corrupción y la putrefacción terminal del gobierno de Castillo, el hombre que ha sido acusado de recibir dinero en efectivo a cambio de nombramientos en el aparato estatal, de la mano de una gavilla de delincuentes y sinvergüenzas que tendrán que dar explicaciones ante la justicia y asumir su responsabilidad. Algunos han optado por ser colaboradores antes de pasar más de diez años tras las rejas, otros siguen prófugos.

La noticia de que a Sánchez se le ha negado en primera instancia es una mala noticia para los miembros de la presunta banda, empezando por Castillo, quienes desde la cárcel o la clandestinidad se promocionan dentro y fuera del Perú como “perseguidos políticos”, cuando se sabe muy bien que esta gente está inmersa en delitos de corrupción. En otras palabras, se les investiga por saquear las arcas públicas y hasta esconder la plata en un baño de Palacio de Gobierno, y no por sus “ideas”.Es bueno que Sánchez tenga que venir al Perú a ser juzgado, pero mejor será cuando corran la misma suerte dos personajes de esta red que se siguen burlando de la justicia peruana y de todos los ciudadanos: el exministro Juan Silva y el sobrinísimo Fray Vásquez. Durante el régimen de Castillo lograron escapar y estuvieron bien protegidos. Sin embargo, a casi un año de la administración de Dina Boluarte, las autoridades lo logran dar con el paradero de estos. ¿Qué está pasando acá?