Habla bien de los ciudadanos peruanos que en forma masiva hayan dado las espaldas a los promotores de la marcha, movilización, “insurgencia” o como quieran llamar a las acciones convocadas el viernes último por la izquierda castillista y el inclasificable de Martín Vizcarra, que han arrancado su campaña electoral con miras al 2026 dándoselas de indignados y de “salvadores” del Perú, cuando sobre sus espaldas cargan la inmensa responsabilidad de ser parte del problema en que nos encontramos.

Es positivo que el ciudadano no se haya dejado estafar por el cinismo de la izquierda promotora del corrupto de inepto de Pedro Castillo, y por Vizcarra, un triste personaje de nuestra política que solo por esas cosas que nadie entiende, aún goza de libertad. Si se le hubiesen aplicado los criterios que el Ministerio Público y el Poder Judicial ha tenido frente a otros investigados por corrupción, hace tiempo que el llamado “lagarto” tendría que haber estado al menos una temporada tras las rejas. Pero con él no pasa nada.

La verdad es que hay que ser bien caradura para venir a hablar de “insurrección” y “usurpación” desde la izquierda castillista que pretende encabezar Verónika Mendoza, cuando fueron estos camaradas los que llevaron al poder tanto al profesor como a su candidata a vicepresidenta Dina Boluarte, a quien ahora acusan hasta de “asesina”. Además, qué viene a hablar de “dictadura” esta gente si ama regímenes como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua. ¡Deberían estar felices de vivir en una “tiranía”!

Sin duda este intento de movilización que en realidad no agitó ni a cuatro gatos, ha sido una maniobra electorera para buscar notoriedad y lanzarse de lleno a la política. Qué coincidencia que Mendoza, el inhabilitado Vizcarra y compañía han salido a las calles apenas inscriben sus partidos y lanzan sus candidaturas. ¿Dónde estuvieron estos “indignados” cuando Castillo se levantaba en peso el país con Bruno Pacheco y sus ministros impresentables?

Es de esperarse que esa actitud del ciudadano de no dejarse embaucar por charlatanes y caraduras, se mantenga conforme se acerque la elección del 2026. No nos pueden engañar tantas veces. Vean el caso de la izquierda. Pugnó por llegar al poder para finalmente fracasar de la mano de Castillo que no gobernó solo, sino con el respaldo de gente que ahora por poco dice que ni conoce al profesor chotano, cuando todos se sentaron en la misma mesa a compartir el poder y colocar ministros.