Pregunta clave en esta larga incertidumbre. El mundo entero vive una dinámica de ensayo y error arriesgando la salud y la economía de millones. Sin fórmula segura toda reapertura tiene problemas amparados en el desconocimiento del virus. ¿Cuántos se enfermarán y cuántos empleos se salvarán? La prensa extranjera define al Perú como calamidad regional y la percepción general es que la cuarentena no preservó a la gente del actual desastre de salud pero sí lesionó gravemente la economía generando desempleo y hambre que crecen sin control. La reapertura económica es inminente, pero viene con una emergencia sanitaria sin control que va para peor. Las críticas a las decisiones políticas y de salud del gobierno abundan especialmente al Ministro de Salud. Los números son dramáticos, a pesar del maquillaje oficial. Colocan al Perú entre los países de mayor desastre regional y mundial. ¿Será posible equilibrar las necesidades sociales con las de salud? ¿Existe un plan de acción para el retorno o estamos ante simple propaganda? Con la reapertura podríamos esperar se superen la arrogancia política, el rechazo a las críticas y propuestas de los que saben y en especial que el coro mediático no continúe con la lamentable desinformación que oculta la dimensión de la tragedia. Ni meseta ni consejo de sabios nos alumbran. Números terroríficos determinan el clamor por cambios urgentes en la conducción política, económica y de salud. Jaime de Althaus y Juan de la Puente, convocados a un debate virtual por los egresados del Instituto de Gobierno de la USMP, respondieron a esta pregunta con gran solvencia académica. Coincidimos con ellos en activar los consensos ahora inexistentes, superar la confrontación para la confluencia de esfuerzos, un gobierno de unidad nacional, cambio de gabinete por expertos que nos ayuden en esta catástrofe al tiempo que nos preserven del riesgo de autoritarismo y del populismo que amenazan. El que pueda escuchar que escuche.

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