Las tres muertes ocurridas en las últimas horas en la región La Libertad no solo son responsabilidad de los autores materiales de los disparos, del sector Interior y de quienes bloquearon la Panamericana e impidieron el paso de un paciente oncológico, sino también de los demagogos que el último mes del año que se fue se la pasaron engañando a los trabajadores agrarios con el cuento de que era viable duplicarles sus sueldos a través de una ley del Congreso.

Lo más fácil es culpar a la Policía Nacional, tildar de asesinos a sus miembros y pedir la cabeza de un comandante o un general. También al ministro del Interior, José Elice, quien ayer ha admitido su responsabilidad política por esta tragedia que enluta a tres hogares peruanos. Sin embargo, pocos miran a los azuzadores políticos, muchos de ellos legisladores y candidatos al Congreso, que han engañado a miles de trabajadores del sector agroindustrial.

Su demagogia y populismo han costado tres vidas en miércoles último, que se suman al fallecimiento por herida de bala de Jorge Muñoz, el joven muerto a inicios de diciembre durante el primer bloqueo de la Panamericana Norte al sur de Trujillo. ¿Se harán responsables? Claro que no. Esta gente es la que suele mirar para arriba e irse caminando silbando y con las manos en los bolsillos, una vez que las revueltas que promueven se salen de control.

Cómo habrán sido de absurdas las propuestas de aumento de sueldos para los trabajadores agrarios que al final el actual Congreso -populista e irresponsable por excelencia-, tuvo que aprobar un texto que no ha dejado satisfechos a quienes han vuelto a tomar la carretera y, de paso, tampoco a los empresarios. En otras palabras, tanta revuelta con tres muertos, tanto bloqueo y tantas pérdidas económicas, para nada.

Las cuatro muertes ocurridas en los últimos días al sur de Trujillo deben investigarse para que se apliquen las sanciones del caso. Tienen que responder los responsables materiales y políticos, pero también los azuzadores demagogos que solo buscan rédito político y electoral en tiempos de campaña, valiéndose de las evidentes necesidades de un sector que merece ser atendido, pero con seriedad, realismo y responsabilidad.