Desde hace algún tiempo, se ha venido comunicando que el desarrollo de una de las infraestructuras más importantes del país —junto con el puerto de Chancay— ha alcanzado un avance del 99.5%. Sin embargo, la proximidad al ansiado 100% en la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez podría ser más lejana de lo que estos números sugieren.
En una reciente conversación entre amigos, surgieron algunas preguntas que hoy quiero compartir:
1. Nuevo retraso: una cuestión de adendas y autorizaciones
La reprogramación del inicio de operaciones para el 30 de marzo se sustenta en una adenda de 2017, la cual exime al concesionario de penalidades en caso de demoras atribuibles a retrasos en licencias y autorizaciones por parte de entidades públicas. En este contexto, ha sido ampliamente discutido el caso de la planta de combustible, cuya autorización LAP aún no ha obtenido. Pero me pregunto, si no sería conveniente conocer, de manera precisa, ¿cuáles son las observaciones del OSINERGMIN y cómo avanza el proceso de levantamiento de estas por parte de LAP?
2. ¿Es exigible ese 0.05% restante a Lima Airport Partners (LAP)?
LAP ha defendido que no necesita llegar al 100% para operar. Esa es una opinión. Son el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y el Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (OSITRAN) quienes deben esclarecer si este porcentaje faltante forma parte de las inversiones obligatorias que LAP debía completar al 31 de enero de este año y no 2 meses después.
Estas respuestas ayudarían mucho a la misma imagen de ambas entidades. Al final del día, la mejor política siempre será la transparencia.