Hoy es un día emblemático para los romanos y, en general, para toda región del Lacio y de la República Italiana. Los habitantes de la llamada “Ciudad Eterna”, fundada, conforme reza la leyenda, por los hermanos Rómulo y Remo en el monte Palatino (753 a.C.), el mismo lugar en que fueron amamantados por una loba cuando pequeños para ser librados de su tío abuelo Amulio, que había destronado a su hermano, el rey Numitor, y conminado a la hija de éste a un recinto como virgen.

Amulio vio frustrado su objetivo pues Marte, el dios de la guerra, engendró en la hija de Numitor a los gemelos que, como ha pasado con otros episodios en la historia, por disputas se hicieron rivales, y Rómulo terminó matando a su hermano. Roma, con casi 3 millones de habitantes, vive orgullosa de su laureada historia. Fue el verdadero poder el mundo antiguo, y todos los pueblos que se hallaban a su alrededor -visigodos, ostrogodos, hérulos, vándalos, hunos, etc.,-, eran llamados bárbaros, y en seno surgió luego el poder de la Iglesia Católica.

La pandemia actual del coronavirus que ha cobrado la vida de más de 24,200 italianos, en la región del Lacio sigue siendo la menos dramática -341 muertos-, y aunque sorprenda, lo es además, respecto de otras pandemias que asolaron Roma como fue el caso de la peste Antonina, que en el mayor momento de esplendor cultural del imperio o romanización del mundo, a mediados del siglo II d.C., llegaron a morir hasta 2000 personas en un solo día y cerca de 5 millones en los 30 años en que flageló al hegemón de la época, cuya población hasta sus confines, se estimaba en 50 millones.

A los romanos diezmados, en esta fecha solo les queda como consuelo el perdón que la Unión Europea acaba de requerir por la indiferencia del bloque con Italia por el Covid - 19.