El 15 de enero de 2021 se cumplió el 140 aniversario de la Batalla de Miraflores, gesto épico para evitar que Lima cayese en manos del invasor que con un Ejercito preparado desde 1831 por Diego Portales decide invadir Lima, con la premisa de “en caso de guerra con el Perú, llegar a Lima, destruirla, el Perú no se levantara en 100 años”.

El 13 de enero de 1881 se realiza la Batalla de San Juan, que tuvo dos fases; la primera, San Juan propiamente dicha, que culmino a las 9 de la mañana con el triunfo chileno por la superioridad de tropas: 24,600 infantes, 50 piezas de artillería, y caballería. Las fuerzas peruanas contaban con 8,000 hombres, la mayoría reclutas y mal armados.

La segunda, la del Morro Solar, que se inició a las 10 de la mañana. Fue asaltado por 15,200 infantes, 80 piezas de artillería, y artillería pesada de la escuadra. Este lugar fue defendido heroicamente por Iglesias con 5,200 hombres. Terminada esta batalla, la soldadesca chilena produjo saqueos e incendio en Chorrillos que duraron tres días.

Al día siguiente, el mando chileno, al darse cuenta que sus tropas pasaban por un crítico desquiciamiento moral por la dureza de los combates e indisciplina por los saqueos perpetrados, prepara un armisticio, aceptado por el dictador Nicolás de Piérola, con la férrea oposición de la oficialidad que pedían atacar inmediatamente.

La Batalla de Miraflores se dio el 15 de enero mediante una defensa mal planeada por el dictador, en base a 10 reductos que se extendían en una sola línea defensiva, sin apoyo, intervalo y reservas necesarias entre ellos. Piérola hizo caso omiso al pedido de los mandos militares y ubicó al Ejercito de Reserva en Acho.

En Miraflores el soldado peruano mostró su heroísmo, sin distinguir posición social, para defender la Patria a pesar de los grandes errores políticos y militares de Piérola. Los soldados merecían una dirección de la guerra mas apta, capacitada y preparada para conseguir el éxito que su perseverancia y esfuerzo los hacían acreedores (Dellepiane, 388, 1965). Soldados como Cáceres, Suárez, Pastor Dávila e Iglesia, entre otros, fueron ignorados y maltratados por el dictador que, con su arrogancia e ignorancia, nos llevó a la derrota.