Hace 170 años, un día como hoy, expiró el Libertador Don José Francisco de San Martín y Matorras, sin duda, el mayor argentino inscrito en nuestro imaginario nacional. Nacido en Yapeyú (1778) –entonces Virreinato de la Plata–, San Martín lideró la denominada Corriente Libertadora del Sur, llevando adelante la empresa de la independencia de su patria, Argentina (1816), de Chile (1818) y, el Perú (1821). A diferencia de Simón Bolívar  –el otro gran Libertador de América– que buscó romper totalmente con España, San Martín propuso la fórmula de una monarquía constitucional. Lo tuvimos con el título de Protector y cuenta la historia que, hallándose en Pisco profundamente dormido, soñó los colores de nuestra Bandera Nacional. No pudiendo ingresar en Lima, que seguía bajo control de los realistas con el virrey La Serna a la cabeza, se trasladó hasta Huacho y estableció su cuartel general en la ciudad de Huaura, donde el 27 de noviembre de 1820 -este año celebra su bicentenario-, en el emblemático balcón de esta histórica ciudad, dio el primer grito de libertad para nuestro país. San Martín se alejó del Perú luego de su encuentro con Bolívar en Guayaquil (1822) y murió en Francia a los 72 años de edad. Nos unió mucho a Argentina y por eso solidarizándose con su pueblo durante la Guerra de Las Malvinas (1982), el entonces presidente Fernando Belaunde Terry (1980-1985), materializó la gratitud que nuestro imaginario nacional tenía para con San Martín y su Patria, y por eso también, nos dolió y mucho, que el gobierno del expresidente Carlos Saúl Menem (1989-1999), le vendiera armas a Ecuador durante la Guerra del Cenepa (1995). Pidieron perdón y lo hemos superado, pero está pendiente de que el Supremo Gobierno lo despoje de la orden “El Sol de Perú” en el grado de “Gran Cruz con Brillantes” que le fuera concedido, por la ignominia a la Nación peruana, pues no ha sido capaz de devolverla. Claro está que la historia es más grande y nos sigue uniendo a Argentina y a su Pueblo, por el extraordinario San Martín.