Para hablar y comer pescado hay que tener cuidado. A veces no es bueno creer lo que dicen cuando usan reglas generales de una teoría para explicar a grupos sociales de características muy diferentes, pues por ese camino solo se logra confusión y ganancias turbias.
Los libros explican que nuestro cuerpo tiene un mecanismo natural de enfriamiento llamado transpiración. En días calurosos, las gotas de sudor sobre nuestra piel se evaporan y roban calor, ayudándonos a mantenernos frescos.
En días calurosos, a mayor humedad relativa, mayor sería la distancia entre la temperatura y la sensación térmica (es lo que dice la regla). Pero muchos Topo Gigios (“lo dije yo primero”) obvian dos cosas: el viento y la humedad casi al 100% que tiene Lima y demás ciudades de la costa, así como en la Amazonia.
Si la temperatura del cuerpo es 37ºC (en promedio), el viento disminuye la sensación térmica si y solo si la temperatura externa es menor a la del cuerpo humano como en Lima. En cambio, si la temperatura externa supera los 37ºC el viento sí aumenta la sensación térmica como en Iquitos.
Existen tablas genéricas porque nuestros cuerpos son muy diferentes en edad, tipo y ubicación para calcular la sensación térmica.
¿Cuál es el motivo de seguir asustándonos? ¿No pudieron con el mal llamado Niño Costero o Niño global?, ¿ahora nos traen los golpes de calor (termino pésimamente usado)? ¿Hay personas interesadas en seguir con el miedo?, ¿aseguradoras?, ¿empresas que quieren vender información climática a agroindustrias, mineras etc.? ¿Y ahora viene La Niña? El colmo. Urge vigilancia y franqueza.