Una encuesta de Ipsos Perú da cuenta que menos de la mitad de los peruanos valora la democracia. La cifra es preocupante y debe llamar la atención de todos. No es posible que solo el 43% de ciudadanos estime que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno. Mientras tanto, el 52% coquetea con la dictadura ( el 29% le da lo mismo democracia o no democracia y el 23% dice que en algunas ocasiones es preferible un sistema autoritario).

Este es el escenario en el que nos ha dejado la clase política peruana, que en los últimos años solo ha servido a sus intereses y no a los de la mayoría. Un claro ejemplo es lo ocurrido con el expremier Alberto Otárola.

Lo peligroso es que aparezcan extremistas y aventureros que manden al abismo la democracia, con el pretexto que con este sistema no se puede luchar contra la corrupción.

Hace poco el contralor Nelson Shack informó que por tercer año consecutivo la corrupción y la inconducta funcional han ocasionado pérdidas al Estado que sobrepasan los 24 mil millones de soles. Además se ha gastado entre 6 y 7 mil millones de soles en consultorías, de los cuales 200 millones se soles derrochó la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). El problema es que las cifras están, pero nadie hace nada para cambiar esto. Los corruptos siguen de plácemes. La impunidad nos sigue empobreciendo.

Por eso, el 50% de peruanos pide un líder con mano dura para poner orden, según Ipsos. El peligro es que se vea con buenos ojos a sujetos con prédica radical y desquiciada -como Antauro Humala- que en vez de solucionar los problemas, los agrave.

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