Tal como estaba visto desde hace varios meses, el proyecto cuprífero Tía María con sus mil 400 millones de dólares de inversión, no se realizará debido a la alta conflictividad que genera en el Valle del Tambo. Así lo ha anunciado el propio presidente Martín Vizcarra, quien en verdad nunca tuvo la voluntad política de apoyar tal inversión, a juzgar por el famoso audio de su reunión con el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, y algunos alcaldes de la zona.

Con la suspensión de Tía María en el sur del país, ya tenemos un Conga II. Recordemos que en 2011, el entonces gobierno del presidente Ollanta Humala tiró la toalla y permitió que las revueltas promovidas por el hoy congresista Marco Arana y el sentenciado por corrupción Gregorio Santos (a) “Goyo”, impidan la realización del mencionado proyecto en Cajamarca, que hoy es una de las regiones con más pobreza en el Perú.

En ambos casos, la turba, el bloqueo de vías y la pedrada se impusieron a la institucionalidad y las leyes, pues tanto Conga como Tía María cumplían con las exigencias legales y ambientales para hacer labores extractivas. Esto es un pésimo mensaje para los inversionistas, pues se está diciendo al mundo que en el Perú, por más que acates todas las normas requeridas, nada garantiza que tu inversión camine, pues si hay oposición, el Estado se tirará para atrás.

Es obvio que en el caso de Tía María, el Estado pudo haber hecho mucho más si es que hubiera tenido la intención. Se hubiese trabajado más con la gente de la zona y, obviamente, metido presos a esos delincuentes llamados “espartambos” que bloqueaban vías y apedreaban policías. Pero el presidente Vizcarra prefirió mirar para arriba, meterse las manos a los bolsillos e irse silbando, quizá para evitar el ruido y la baja de su popularidad en los meses previos al cierre del Congreso.

El Perú tendrá que esperar a que en algún momento llegue un gobierno decidido a tomar el toro por las astas y hacer un trabajo muy fino y paciente con la población aún reacia a la minería, para así sacar adelanto proyectos dormidos como Conga y Tía María, que sin duda tendrán un impacto positivo en la economía. Esto será en el largo plazo. Mientras tanto, ojalá el Valle del Tambo no termine con niveles de pobreza como los de Cajamarca.

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