Con cuatro ministros fuera del gobierno por acciones nada santas y los consecuentes escándalos en poco más de cuatro meses, todo lo cual echa sombras sobre un gobierno que se promociona como abanderado de la lucha contra la corrupción, el presidente Martín Vizcarra debería evaluar muy bien la permanencia de Vicente Zeballos en la Presidencia del Consejo de Ministros, donde el hombre parece no dar la batalla.

Hay que tener en cuenta, además, que antes de verse obligado a renunciar, el ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Liu, dijo que avisó al premier que el ya defenestrado procurador Jorge Ramírez cumplió la “peculiar” función de gestionar una reunión con directivos de la corrupta Odebrecht, algo que sin duda no estaba dentro de sus funciones como defensor legal de los intereses del Estado. Sin embargo, Zeballos no tomó acción alguna.

Cuatro ministros caídos en cuatro meses es bastante, y más aún si se tiene en cuenta que en este tiempo no ha existido un Congreso que fiscalice o al menos cuestione mediáticamente la labor del Poder Ejecutivo. Como señalamos hace unos días en nuestro editorial, ahora los titulares de carteras caen solos por el mal ojo que han tenido el presidente Vizcarra y su premier Zeballos al formar el gabinete tras la disolución del Parlamento.El premier Zeballos debería responder políticamente por estos hechos que afectan la conducción del país, ya que cada mes tenemos un ministro dejando sus funciones.

No olvidemos que un nuevo jefe de sector llega con su equipo de funcionarios, con su forma de trabajar y con sus criterios propios, todo lo cual retrasa el trabajo, que finalmente se ve en la baja ejecución presupuestal que caracteriza a la gestión del presidente Vizcarra.

Un gabinete con tantas responsabilidades y recursos en sus manos, no puede estar en manos de un premier que no cumple a cabalidad la delicada misión de formar un equipo con personas probas, a la que más tarde la prensa no tenga que estarles sacando los “anticuchos” guardados desde hace mucho. Urge el cambio de Zeballos, así como de algunos otros ministros que son más un problema que una solución. La lista no es corta.

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