La novela de casi ocho horas sobre la posible renuncia del ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, llegó a su fin en la tarde del jueves con la novedad de que acá no pasa nada y todo sigue igual. Sin embargo, más allá de lo que haya sucedido entre dicho funcionario y la presidenta Dina Boluarte que el día anterior se reunió con los extitulares de dicho sector, Luis Carranza y José Arista, lo cierto es que la cartera necesita ser refrescada ante los malos resultados del 2023.
En el Poder Ejecutivo deberían recordar que los ministros son responsables políticos de los malos resultados en sus sectores. Y si la economía está en etapa de recesión inicialmente negada por el ministro Contreras y hemos cerrado el 2023 en negativo luego de muchos años, aunque en esto hayan influidos parcialmente factores externos como la violencia de la izquierda castillista y las lluvias y desbordes del verano pasado, entonces alguien tiene que asumir el costo de los malos números de los 12 meses que se fueron.
Así como la embajadora Ana Cecilia Gervasi tuvo que dejar el Ministerio de Relaciones Exteriores a las pocas horas del papelón por la jamás realizada reunión bilateral entre la presidenta Boluarte con Joe Biden en Washington, lo mismo debió suceder con el ministro Contreras apenas se atrevió a admitir la recesión o cuando se confirmó que el 2023 cierra con 0,5 en negativo, lo que siempre va a afectar a los más pobres. La función de los titulares de las carteras es la de ser fusibles recambiables cuando las cosas no salen bien.
Los gobiernos deben aprender a prescindir de ministros sin mayor reparo cuando las cosas no caminen, y no esperar a que renuncien solo cuando tienen una censura encima. Eso no significa condenar al Ejecutivo a una alta rotación ministerial como sucedía en la corrupta e inepta administración de Pedro Castillo, pues se supone que un mandatario y un premier que se respeten no van a nombrar a la manga de impresentables que nos traía cada semana el golpista de Chota.
El ministro Contreras, quien sin duda debe tener muchas cualidades personales y profesionales, se mantiene en el cargo. Sin embargo, tras esta novela del jueves ha salido debilitado, pues ha quedado claro que la presidenta Boluarte, en uso de sus legítimas atribuciones constitucionales, le ha estado buscando reemplazo. Si lo que se necesita es dar confianza a los agentes económicos y a los inversionistas, habría que ver qué tanto sirve para este fin un ministro que tiene un pie afuera.