A Perú Libre le ha salido muy a cuenta el haber hecho el papelón histórico de llevar a Palacio de Gobierno a un corrupto e inepto como Pedro Castillo, pues más allá de desastre que eso ha implicado también para el país, han cerrado un buen “negocio” al estar hasta hoy en la posibilidad de dar empleo a sus militantes y allegados en la administración pública, a pesar de que en muchos casos no cumplen con las exigencias para los cargos donde son colocados.
Durante el gobierno del golpista, solo por citar a algunos, vimos a miembros del Poder Ejecutivo para el olvido como “Puka” Bellido, al ministro de Salud célebre por recetar pócimas mágicas bajo el nombre de “agua arracimada”, al otro de Agricultura que estuvo un tiempo preso o aquel titular del Ambiente que había sido profesor de geografía en un colegio y que fue nombrado en ese cargo a pocos días del descomunal derrame de petróleo ocurrido en Ventanilla.
Hoy Castillo está preso por golpista y corrupto, pero Perú Libre cuenta aún espacios para dar trabajo a los amigos. Allí está la Segunda Vicepresidencia del Congreso a cargo de Waldemar Cerrón, que aunque el caballero lo niegue y se indigne por la denuncia, maneja a su antojo la Oficina de Asesoramiento Científico y la Oficina de Cooperación Internacional, que se han convertido en las agencias de empleo del partido.
Pero de esto no solo son responsables Cerrón y “los lápices”, sino también los miembros del resto de bancadas que colocaron al hermano del prófugo Vladimir en ese cargo gracias a un acuerdo bajo la mesa, cuando lo que se debió hacer fue sancionar políticamente a los responsables de haber llevado al poder a un personaje tan nefasto como Castillo, el peor presidente de nuestra historia y también el más corrupto y sinvergüenza.
El problema acá es que nadie en el Congreso nadie va a mover un dedo por este escándalo y esta degradación aún mayor de lo que es nuestro Poder Legislativo, pues “otorongo no come otorongo”, tal como lo vemos en el caso de las “mochasueldo”. Hay mucho rabo de paja. Que lo disfruten los hermanos Cerrón y sus amigos del partido hoy casi desaparecido incluso en Junín, que desde julio del 2026 volverán al anonimato político, del que jamás debieron salir.