Ayer fue un día memorable para el deporte peruano. Stefano Peschiera conquistó la medalla de bronce en vela, y la dupla formada por Kimberly García y César Rodríguez terminó en una destacada cuarta posición en los relevos mixtos de marcha atlética durante los Juegos Olímpicos de París 2024. Estos grandes resultados no solo han generado entusiasmo, sino que también han elevado los ánimos de los peruanos en medio de tantos sinsabores y desaliento por la coyuntura política y económica del país.

Así como el surfista Alonso Correa nos hizo soñar, ayer los deportistas peruanos nos hicieron vivir un gran momento y nos unieron en un sentimiento de amor por el Perú. Estas gestas son en gran medida gracias a su esfuerzo y perseverancia. Por ejemplo, los logros de Peschiera y Correa han sido netamente individuales. Ellos invirtieron en su carrera sin ningún apoyo externo. En tanto, los marchistas han tenido el respaldo de empresas privadas, aunque esto no es suficiente. Su talento los ha llevado a conseguir el mejor puesto del atletismo peruano en la historia de los Juegos Olímpicos, pero necesitan más apoyo para lograr medallas, tal como lo reveló César Rodríguez.

Es imperativo que el Estado reconozca y valore el potencial de nuestros atletas. Su dedicación y sacrificio merecen más que simples aplausos. Necesitan recursos, infraestructuras adecuadas y programas de formación que les permitan competir en igualdad de condiciones con deportistas de otros países.