Pedro Castillo es un humilde profesor rural que salió a la palestra por su activismo sindical y sus publicas cercanías al Movadef, brazo político de Sendero Luminoso, algo que todos los peruanos a estas alturas, sabemos bastante bien. Es publica también, su limitación como orador, más allá de las frases previamente construidas o sus arengas cuidadosamente recortadas para sus mítines en plazas públicas y sus, ahora, frecuentes e infructuosos gabinetes ministeriales descentralizados. No sabe utilizar adecuadamente el idioma, a pesar del grado de magister obtenido en una universidad local. Acostumbra cometer errores de conjugación de verbos e ilación de ideas con mucho más frecuencia de lo tolerable. Confunde, por evidente falta de preparación, los nombres de las personas (como ocurrió en su visita a Chile) o de los países en guerra en el mundo (como ocurrió con su afirmación de la guerra entre Rusia y “Croacia” en lugar de Rusia y “Ucrania”). No tiene idea de cuantos países hay en el mundo o de lo que es un monopolio, pero ajusta y apunta sus misiles contra aquello que supone sí lo es. Hoy, dice que no, mañana dice que sí. Conoce muy poco de economía y no tiene muy claro cómo o a donde conducir a nuestro hermoso país y esto, no tiene nada que ver con racismo o discriminación.

Ese mismo Pedro Castillo, ha solicitado permiso al Congreso de la Republica para viajar a Suiza y participar en la Asamblea anual del Foro Económico Mundial en la ciudad de Davos, tema para el cual carece de todo conocimiento y preparación. En lugar de afrontar los conflictos locales, resolver los graves problemas sociales que nos aquejan en distintas regiones y que persisten, al sur, manteniendo cerrada una de las mayores productoras de cobre de nuestro país, generando una pérdida de 5 millones de soles diarios para los peruanos, haciendo poco por imponer el orden y la ley, y mucho menos por hacer política seria con los partidos opositores y lograr de una buena vez un consenso para reactivar la economía y tan siquiera, atender los problemas básicos de los ciudadanos; ese mismo Castillo prefiere ir personalmente a un Foro Económico internacional en el que pondrá en vitrina sus carencias más profundas, y para el cual no se le augura ningún éxito de participación. Dar un primer paso no nos sacará de ningún problema, pero si nos sacará de donde hoy nos encontramos hundidos. Dé un paso atrás, señor Castillo, quédese en el país.

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