En el hemisferio norte, de donde provienen la mayoría de noticias y estudios realizados al COVID-19 se encuentran en otoño, mientras que nosotros en primavera. Ellos están sufriendo una segunda ola, la cual básicamente se debió a la libertad brindada por las autoridades que se confiaron en el verano.
El clima sí influye en esta pandemia (no como muchos dicen) y dejo de lado los estudios recientes por dos motivos: porque son análisis poco validados por la necesidad de usarlos rápidamente tratando de buscar solución; y porque esos estudios son en su mayoría de otro hemisferio, y no regionalizados a nuestro país.
Nos dice nuestra experiencia y comportamiento, que el peruano de la costa va a querer ir al mar o buscar diversiones fuera de casa porque el sol le da alegría; mientras que la lluvia y los días nublados, en cambio, lo llevan a mantenerse en casa.
Ahora, si a esto le sumamos la cantidad de ciudades que hoy tienen alta carga viral, que normalmente son de la costa norte y centro del país, podríamos predecir un aumento de casos. En cambio, en la sierra y selva, donde lloverá y habrá frío, deberían disminuir los contagios.
Ideal sería tener en cuenta los eventos naturales estacionales y los índices de contagio por región, para así crear un mapa situacional interesante que permita tomar decisiones a nivel local, en lugar de compararnos con lo que sucede en el hemisferio norte, donde las variables son distintas. Es nuestra responsabilidad y hay que hacerlo juntos.