Haría bien la Junta Nacional de Justicia (JNJ) en mostrar independencia y dejar sentado que se trata de una institución jurídica responsable y no una comparsa del copamiento caviar que flota por todos los espectros de la judicatura. Para empezar, María Zavala debería inhibirse en la seria solicitud presentada por Rocío Sánchez y en la que plantea que no se le renueve en el cargo a la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos. La hija de Zavala, Carla Bordieu Zavala, fue designada en 2019 fiscal adjunta superior en la Tercera Fiscalía Superior Penal de Piura por la propia Zoraida. La decisión fue absolutamente polémica y según Rocío Sánchez, Ávalos y Zavala son “comadritas”. Pero hay más de la fiscal de la Nación. Hace rato que deja dudas con sus politizadas decisiones como la de denunciar constitucionalmente a Manuel Merino de Lama, Antero Flores-Aráoz y Gastón Rodríguez por las muertes de Inti Sotelo y Bryan Pintado durante las protestas del año pasado. Con ese criterio, ¿se puede denunciar a Francisco Sagasti por las muertes durante el paro agrario? Por si fuera poco, todo el desmadre con el Equipo Especial de los Cuellos Blancos del Puerto estalló debido a la sospecha de que Ávalos quería tener un dominio sobre la declaración de José Luis Cavassa en relación a que la ahora fiscal de la Nación recibió ayuda de la mafia para ascender a fiscal suprema. Entendía que Sánchez mostraba una independencia que la podía perjudicar. Si Inés Tello y los integrantes de la JNJ examinan con pulcritud todas las denuncias de quien según Karem Roca era una amiga de Martín Vizcarra, su continuidad en el cargo debe ser desestimada. El expresidente, a propósito, está feliz de la vida con la investigación por la ilegal vacuna que se suministro valiéndose de su poder de jefe de Estado. ¿Y allí dónde está Zoraida? Le corresponde a la JNJ ponerla en el lugar que le corresponde.