Hecho a base de cerámica reciclada, el mural del libertador de América brilla con luz propia entre las avenidas 25 de Noviembre y Simón Bolívar.

De cerca se divisan trozos rotos de cerámica colorida, cada una en el lugar y posición exacta; pero a lo lejos dichos materiales se transforman y dejan de ser meros desechos de construcción. Ahora forman el retrato de la historia del colegio más emblemático de Moquegua: Simón Bolívar.

Willy Amésquita Zambrano, tiene 47 años, de los cuales ha dedicado 27 a enseñar la asignatura de Artes Plásticas en dicha institución educativa.

En el año 2009, tuvo la idea de integrar a sus educandos del nivel secundario y realizar un singular proyecto, elaborar un mural artístico a base de materiales reciclables en un muro ubicado en el nivel primario del colegio. La experiencia tuvo sinsabores; pero fue un éxito, pues todos participaron de manera organizada y demostraron a sus compañeros la historia de Moquegua, junto al papel del libertador Simón Bolívar.

Para el año 2011, la idea decidió exponerse de manera más abierta, con el objetivo de enseñar a los hombres y mujeres del mañana que el arte no es solo para apreciarse; sino para involucrase entre la idea e inspiración.

Aprovechando los 300 años, que dicho plantel cumplió en dicha fecha, debido a que originariamente el colegio se fundó en 1711 con la denominación de "San José", por la donación de un extenso terreno del moqueguano José Hurtado de Ichagoyen para la educación de los jóvenes, en el lugar donde se ubicaba el colegio de mujeres Santa Fortunata (entre la avenida Balta con la calle Tacna), inició un proyecto artístico que demoraría un año y medio, utilizando como lienzo un muro de 56 metros cuadrados y la creatividad por delante para materializar la portada del colegio. Amésquita Zambrano decidió involucrar a los estudiantes de las seis secciones del quinto de secundaria, a quiénes les impartía dicha asignatura, para realizar juntos un muro artístico, aplicando la técnica del mosaico.

El reto de juntar cerámica reciclada (pedazos rotos) del color adecuado para formar las banderas, texto, y el rostro de Simón Bolívar, se extendió hasta comienzos del presente año.

Luego de un año y medio, con el apoyo de dos promociones, una de ellas, egresados del colegio, se pudo cambiar el rostro al colegio, que pese a ser beneficiado con el proyecto de reconstrucción de colegios emblemáticos por el Estado, a finales del periodo del expresidente Alan García Pérez, necesitaba el color y la historia que ahora está plasmada en el Muro Bolívar.

El docente bolivariano explicó que para lograr tal resultado, decidió dividir el diseño general en cuadrados de 50 centímetros por alumno, para que tenga la responsabilidad de buscar las cerámicas necesarias, en tamaño y color, para aportar al muro artístico. Dicha labor se realizó sólo en las horas que se impartía el curso de arte. Sin embargo muchos de ellos, motivados por la pasión juvenil que se tiene en los últimos años de la escuela, venían en horas de la tarde para terminar su espacio designado.

Para colocar las piezas en la parte más alta del muro, se tuvo que necesitar ayuda de personas de buen corazón, que desinteresadamente prestaron andamios para que otros docentes y conocidos, puedan ayudar a terminar el proyecto artístico. De dicha tarea no participaron los alumnos para evitar accidentes.

La parte más difícil del muro, fue elaborar el rostro del libertado Simón Bolívar. La cual tuvo que ser hecha aparte, y posteriormente con cuerdas y poleas, pegarlo en la parte central del muro. En esta etapa, la pasión y la persistencia jugaron un papel importante, porque las piezas que se utilizaron eran difíciles de encontrar, sobre todo por el tono de color que se quiere para el rostro de Simón Bolívar.

La experiencia que la promoción 2011 y 2012 del colegio emblemático de Moquegua tuvieron para elaborar, lo que muchos calificaban como una pérdida de tiempo, quedará por los siguientes años que seguirán a las palabras e imágenes reflejadas en dicho informe. Pero por encima de todo, quedará el privilegio de ser bolivariano hasta la muerte.