Todos los años en Navidad y Año Nuevo, el cielo de Lima se llena de fuegos artificiales, colores y sonidos. Sin embargo, mientras esto sucede, los animales, niños con autismo, ancianos y otras enfermedades sufren gravemente las consecuencias de los ruidos de la pirotecnia.

Ante ello, RIMAC Seguros lanza la campaña #CeroCohetones en redes sociales para concientizar a la población y disminuir el uso de fuegos artificiales. El video muestra un experimento en el que un grupo de personas es sometido a una prueba auditiva. Al colocarse los audífonos oyen una serie de sonidos comúnmente denominados como molestos. “Ansiedad”, “nervios”, “caos”, “mi corazón palpitaba a mil por hora”, fueron algunas de las reacciones que tuvieron los encuestados. Finalmente, entra en escena un perrito con una nota, que dice: “¿Quieres saber cómo lo siento yo?”. Los encuestados quedaron impactados al saber que la realidad es que: los perros y otros animales escuchan estos sonidos tres veces más fuerte.

El ruido de la pirotecnia ocasiona en los perros, gatos y otros animales un nivel de estrés muy alto, debido a su alta sensibilidad auditiva. Los cohetones pueden provocar que se autolesionen, tengan un cuadro epiléptico o taquicardia, sangren por el hocico, que sus signos vitales se desnivelen, se escapen de las casas o, hasta incluso, que fallezcan.

Niños con autismo también sufren

Los animales no son las únicas víctimas. Los niños con autismo tienen una percepción del mundo diferente que puede ocasionar una alta sensibilidad auditiva, motivo por el cual un ruido estruendoso puede ser percibido por el niño como una verdadera catástrofe.

“El escuchar el estallido de un fuego artificial ocasiona nerviosismo extremo, sensación de miedo, actitud agresiva e inclusive pueden llegar a autolesionarse. Tal es el nivel de perturbación que el nivel de cortisol en sangre aumenta, poniéndolos muy tensos, generando conductas estereotipadas y repetitivas”, explica el doctor César Velásquez, jefe de prevención de Salud de RIMAC Seguros.

Las personas con sensibilidad auditiva pueden sufrir un trauma acústico por estruendo, que puede ser tan grave como la perforación del tímpano que se asocia a sangrado, dolor o hipoacusia. “Los cohetones sobrepasan los decibeles que el oído puede soportar y puede provocar acúfenos, tinnitus y vértigo. Los niños y bebés están más expuestos al daño acústico”, agrega el doctor Velásquez.

En estas fiestas, RIMAC Seguros recomienda ponerse en el lugar de las personas y mascotas que son más vulnerables a la pirotecnia y evitar el uso de ella. Recordemos que lo que a algunos les divierte, a otros les afecta. #CeroCohetones