La nueva junta directiva de la Comunidad Campesina de Aquia y su presidente, Adán Damián Gamarra, conforman una generación más joven con ideas radicales. Ellos tomaron las riendas de la entidad en enero de este año y son los artífices de la violenta protesta contra Antamina, según datos recogidos en la zona.
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Al respecto, el CEO de la minera, Víctor Gobitz Colchado, refirió que tuvieron 20 años de “una relación muy fructífera, muy armoniosa” con las dirigencias anteriores.
Esta relación, afirmó, cambió en enero último, “cuando eligieron a un nuevo presidente que, de manera violenta, ha querido, aparentemente, desconocer, los acuerdos suscritos hace 23 años”, comentó en Canal N.
El pacto consiste en la compra de tierras “hace 23 años”. “Tenemos toda la documentación”, añadió Gobitz. En su opinión, “hay un movimiento político” detrás de la dirigencia de la comunidad”.
IMPACTOS
Según información de la compañía, el Estado peruano y los trabajadores pierden entre 10 millones y 14 millones de dólares con cada día de paralización, en términos de recaudación fiscal, canon minero e ingresos de los 10 mil trabajadores.
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“El 50% del PBI de Áncash se explica por las operaciones de Antamina. Ese es el impacto. El hecho que paremos una operación de esta magnitud tiene impacto, lamentablemente, en el prestigio, en la reputación de nuestro país”, remarcó el director ejecutivo de Antamina.
El discurso de los protestantes apunta a un supuesto aprovechamiento de la “humildad” de los comuneros.
“Han engañado a nuestros padres hace 20 años”, sostiene el presidente de la comunidad, Adán Damián, para exigir “el retiro” del campamento minero, pues de lo contrario tomarán “acciones de desalojo”. “Y si vamos a tener que morir, lo vamos a hacer, pero nos vamos a llevar a algunos de ustedes también”, amenazó ante la prensa.