Wilfredo Oscorima se presentó ante el Congreso acompañado del abogado Humberto Abanto, su defensor legal.
Wilfredo Oscorima se presentó ante el Congreso acompañado del abogado Humberto Abanto, su defensor legal.

Lo primero que hizo Wilfredo Oscorima, gobernador regional de Ayacucho, al llegar muy suelto de huesos a la Comisión de Fiscalización del Congreso, fue guardar silencio por recomendación de su abogado Humberto Abanto.

No quiso responder por la supuesta compra del Rolex que habría obsequiado a la presidenta Dina Boluarte en su cumpleaños número 61. Y menos, por los otros 2 lujosos relojes, que también son investigados por la Fiscalía.

Su comportamiento solo generó la indignación al interior de la comisión y, en consecuencia, los congresistas terminaron vapuleándolo antes que concluya la sesión.

Al gobernador lo cuestionaron por regalarle joyas a exjueces de la Corte Suprema del Poder Judicial de Ayacucho, otras perlas de su vida y principalmente por cambiar hasta cuatro veces de versión en el Caso Rolex.

Si bien nadie mencionó la cantidad exacta, es importante recordar que el 20 de marzo tras el destape periodístico de La Encerrona, Oscorima sacó cuerpo del lodo, dijo que no tenía nada que ver con los relojes y que el asunto era una patraña que creó una persona para dañar a Dina Boluarte.

El 24 de marzo su versión varió. Si bien negó que regaló la joya a Boluarte, luego afirmó que el reloj lo compró en la Casa Banchero, el único distribuidor de Rolex en Perú, para obsequiárselo a una “familiar muy querida”.

El 4 de abril, Oscorima, por medio de su abogado, afirmó que la pulsera de alta gama solo fue un préstamo para Dina Boluarte. Al día siguiente, la jefa de Estado intentó ajustarse a esa versión para calmar la marea.

VAPULEADO

El primero en cuestionarlo fue Héctor Ventura, de Fuerza Popular, el expresidente de la Comisión de Fiscalización. En su intervención le recordó a Oscorima que anteriormente dijo que no tenía nada que ver con el tema, pero que luego cambió de versión, lo cual hizo poco creíble sus palabras en la investigación.

“Tenemos varias versiones, poco creíbles, que nos genera la desconfianza”, dijo desde su lugar en la mesa de trabajo.

Luego, Pasión Dávila, del Bloque Magisterial, se sumó a las críticas. Y calificó de lamentable el silencio de Oscorima. “Es tres veces gobernador y él sabe qué debe recibir y qué dar. Nos molesta (el caso) con toda sinceridad”, cuestionó al funcionario.

Acto seguido, Dávila, enérgico terminó su alocución con el anuncio de que presentará una denuncia constitucional contra el gobernador de Ayacucho.

En la misma línea, el paisano de Oscorima, el legislador Alex Flores (No Agrupado), indicó que “no era dable” que el funcionario guardara silencio, porque aunque pueda ser un derecho, no es ético ni moral y menos de valientes quedarse callado en un tema delicado.

Su colega Víctor Cutipa, en el mismo tono, insinuó que hubo un intercambio de favores entre Dina y Oscorima que se materializó con la entrega de relojes a cambio de inyectar más presupuesto a la región del gobernador.

Kelly Portalatino, de Perú Libre, continuó con esa misma indignación y -entre otras palabras- le dijo a Oscorima que “era un fan enamorado (de Boluarte)” y un “prestamista de relojes tipo Rolex”. Criticó que no se puede concebir que un funcionario pague préstamos para acceder a beneficios.

Margot Palacios le recordó, en otro momento, que se encuentra con mandato de comparecencia con restricciones sujeto a reglas de conductas por una investigación en la que empresarios lo acusaron de recibir dinero para la ejecución de una obra en Ayacucho.

DESCARGOS

Las respuestas de Oscorima estuvieron limitadas a consultas que no tenían nada que ver con el Caso Rolex.

Hubo legisladores que le preguntaron por otros cuestionamientos en su contra como por ejemplo, de los supuestos relojes que obsequió a jueces del Poder Judicial de su región, a lo que él contestó: “Todo es completamente falso”.

Según Oscorima, nunca se dieron esos obsequios y que más bien era una “leyenda urbana” de Ayacucho, generado por sus propios adversarios que quisieron atacarlo en su oportunidad.

“Si eso fuera cierto, los miembros del PJ estuvieran en la cárcel, al igual que yo”, manifestó con toda seguridad.

Pero, por supuesto, nadie le creyó.

“Niego categóricamente haber regalado relojes a ningún miembro del Poder Judicial”, insistió el gobernador en la sesión.

Quedó claro que no quiso comerse el pleito. Entre tanto, hubo un momento en que cuando habló de su región, agradeció al expresidente Alberto Fujimori por pacificar Ayacucho del terrorismo.

Recordó que Ayacucho fue el epicentro del terrorismo en los años 80, teniendo como caldo de cultivo la pobreza y la pobreza extrema.

“Por ello, sin ser fujimorista, quiero agredecer y felicitar al presidente (Alberto) Fujimori por haber pacificado al país, principalmente, Ayacucho que hoy respira aire de paz y tranquilidad”, dijo.

VINCULACIONES

Más tarde, le consultaron -hasta en tres ocasiones- sobre su relación y vínculo con la señora Esperanza Rojas, dueña del movimiento regional Wari Llaqta, partido que llevó a Oscorima al cargo de gobernador de Ayacucho.

En resumen, la consulta tenía que ver con un reportaje de “Punto Final” que reveló que la mujer ganó, en representación del Consorcio Bicentenario 1, una millonaria obra para los Juegos Bolivarianos 2024.

Según el dominical, obtuvo esa licitación tras haber ofertado poco menos de 22 millones de soles en febrero último para la construcción de un comedor que albergará a más de 2 mil deportistas visitantes dentro de la Universidad San Cristóbal de Huamanga.

Todo ello, se dio en un contexto en que la presidenta dio un millonario presupuesto a la región Ayacucho.

Al respecto, Oscorima dijo ante la Comisión de Fiscalización, lo siguiente: “Reitero que la licitación de esta obra, la residencia el comedor de la Universidad San Cristobal de Huamanga está ejecutando el proyecto Legado, que es parte de la Presidencia del Consejo de Ministros. Esta obra no ha licitado el gobierno regional de Ayacucho, por tanto, no tengo nada que ver. Y con la señora Esperanza no me comunico años. Más de un año”.