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El amor acaba. Como pocas veces ocurre en nuestro país, un acontecimiento de índole personal sacudió aún más nuestro ya convulso escenario político, cuando la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, anunció que ella y su esposo, Mark Vito Villanella, se separaron.
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“Después de una amplia reflexión, les comunicamos que Mark y yo hemos decidido terminar nuestro matrimonio. Lo estamos haciendo en los mejores términos y reafirmando nuestro compromiso de seguir educando y sosteniendo con mucho amor a nuestras hijas”, tuiteó la excandidata presidencial minutos después del mediodía de ayer.
En dicha red social, Fujimori Higuchi agregó que no ofrecerá comentarios adicionales y agradeció a su todavía cónyuge por enfrentar una “terrible persecución” solo por ser su pareja.
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MUTUA ADMIRACIÓN
Mark Villanella también se pronunció en su cuenta de Facebook y reafirmó el carácter privado del divorcio.
“No quiero terminar este mensaje sin antes decir que, para mí, Keiko representa la perseverancia y valentía que amerita mi admiración”, escribió el ciudadano estadounidense en la red social.
De esta manera, Fujimori y Villanella pusieron fin a una relación de 18 años que comenzó en 2004, cuando se conocieron en los pasillos de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, donde entonces estudiaban.
La separación se convirtió rápidamente en tendencia en diversas redes sociales, donde algunos lamentaron el desenlace del que hasta hace poco era uno de los matrimonios más sólidos de la política peruana.
Otros, en cambio, hicieron lo opuesto y hasta se burlaron de los involucrados.
