Candidato de Perú Libre cae en contradicciones al asegurar que respetará la Carta Magna, y que solo la cambiará bajo los mecanismos que ella fija, e insistir en una asamblea constituyente. (Foto: Renzo Salazar / GEC)
Candidato de Perú Libre cae en contradicciones al asegurar que respetará la Carta Magna, y que solo la cambiará bajo los mecanismos que ella fija, e insistir en una asamblea constituyente. (Foto: Renzo Salazar / GEC)

Al empezar la campaña para la segunda vuelta electoral, el () anunció una serie de propuestas y compromisos políticos que pondría en marcha en un eventual régimen suyo. El más resaltante de todos ellos fue “respetar la ” Política de 1993.

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Al menos en seis ocasiones hizo público este último mensaje, y en todas reiteró a sus simpatizantes que respetará cabalmente la Carta Magna en caso logre ocupar el sillón de Pizarro hasta el 2026.

Por ejemplo, el 19 de abril enfatizó que en su gobierno “seremos respetuosos de esta Constitución (de 1993) hasta que el pueblo lo decida a través del referéndum”.

El mismo mensaje fue reproducido días después, el 24 de abril: “Vamos a ser respetuosos de la Carta Magna hasta que el pueblo lo decida”, dijo.

Lo mismo ocurrió el 27 de abril y el 3 de junio: “Seremos respetuosos de esta Constitución Política”, insistió el .

Lo propio hizo el 9 y 26 de junio en eventos organizados por Perú Libre: “Seremos un gobierno respetuoso de la democracia y la Constitución actual”.

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Disonante

Sin embargo, todas estas palabras no guarda relación con otros anuncios de de buscar un cambio total de la Carta Magna y redactar una nueva mediante referéndum o consulta ciudadana, para lo cual su agrupación política ya empezó con la recolección de firmas.

“El 28 de julio, iniciando el mensaje a la Nación, vamos a ponerle frente al Congreso el primer pedido del pueblo: que agende inmediatamente la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente para hacer con el pueblo la primera Constitución del pueblo”, dijo, por ejemplo, el pasado 2 de julio.

Similar mensaje formuló el pasado 16 de julio, cuando el candidato perulibrista escribió en todas sus redes sociales que el “Perú del Bicentenario merece una Constitución forjada desde el diálogo, la reconciliación y el compromiso con la dignidad de todos”. “Una impulsada por su noble pueblo y aprobada en democracia, sin amenazas golpistas”, añadió entonces.

De otro lado, el 18 de mayo, Castillo incentivó “al pueblo” a ser partícipe de su disonante planteamiento. “Dejo constancia para que ustedes, el pueblo organizado, participe en la Constituyente para la elaboración de una nueva Constitución sedienta de poder y de justicia”, dijo.

Cabe indicar que el 8 de mayo, en una entrevista radial, dijo que su propuesta era la de cambiar la Constitución al considerar que la actual está deslegitimada y permitió “saqueos” del país.

Sobre el tema, cabe recordar que los constitucionalistas Alejandro Rospigliosi y Aníbal Quiroga dijeron -en la edición de Correo publicada en la víspera- que toda reforma constitucional pasa por el Legislativo “a través de una propuesta de reforma constitucional que propone la creación de una Constituyente”.

Asimismo, agregaron que cualquier otra manera de cambiar la Carta Magna que no sea por la vía constitucional (como el da del asamblea constituyente) sería un golpe de Estado.

¿PALABRA DE MAESTRO?

La preocupación sobre el tema, incluso, se plasmó en una Proclama Ciudadana. Justo en medio de la campaña electoral por la segunda vuelta -el 17 de mayo- Castillo y su contendora Keiko Fujimori (Fuerza Popular) juraron y firmaron públicamente dicho documento, que incluye varios compromisos para mantener a salvo la institucionalidad y la democracia.

Aquel día, Castillo juró que “cualquier cambio y/o reforma, incluida la de la Constitución, solo se hará a través de los mecanismos constitucionales vigentes y en respeto al Estado de Derecho”.

También prometió respetar y proteger la independencia de los fueros de los otros poderes del Estado, así como resguardar y proteger la autonomía de organismos como la Junta Nacional de Justicia (JNJ), la Fiscalía, la Defensoría y otros.

En la misma línea, se comprometió a dejar el poder después del 28 de julio del 2026 y no intentar ningún mecanismo de reelección. Además, aseguró que respetará, estimulará y defenderá la libertad de expresión y de prensa.

Con todo lo mencionado, una de las tantas interrogantes que surge después de dar cuenta de aparentes contradicciones es: ¿Castillo podrá honrar su palabra si llega al sillón de Pizarro?

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