El aumento de las alergias en las últimas décadas es notable, según la Organización Mundial de Alergia (WAO), el 20 a 25% de la población mundial sufre de alguna enfermedad alérgica, especialmente en niños, y se estima que, para el año 2050, la mitad de la población sufrirá de alergia.
El aumento de las alergias en las últimas décadas es notable, según la Organización Mundial de Alergia (WAO), el 20 a 25% de la población mundial sufre de alguna enfermedad alérgica, especialmente en niños, y se estima que, para el año 2050, la mitad de la población sufrirá de alergia.

Las alergias en los niños son un problema cada vez más frecuente y preocupante. Las manifestaciones iniciales de las alergias suelen aparecer en la infancia. Con frecuencia la dermatitis atópica o eczema atópico, es la primera manifestación alérgica en un niño. Se expresa con “piel seca, enrojecida, que se inflama dando lugar a picor, y se presenta en brotes, con periodos asintomáticos, y periodos de muchas lesiones cutáneas”, explica el Dr. Javier Pérez Rojas, médico alergólogo de la Clínica Anglo Americana sede La Molina.

Los hallazgos de las lesiones dependen de la edad, “los bebés y niños pequeños presentan lesiones cutáneas en el cuero cabelludo, cara y en zonas de extensión de los brazos, prácticamente en todo el cuerpo, menos el trasero y las zonas inguinales. Luego, ya de más grandes, suelen presentar lesiones cutáneas en zona de flexión de los brazos y piernas”, detalla.

Además de las alergias cutáneas, las alergias alimentarias también pueden presentarse en los niños, especialmente a alimentos como la leche, el huevo, y al maní, puede en algunos casos ser muy graves dando lugar a reacciones alérgicas sistémicas graves (anafilaxia). Otra manifestación de alergia en los niños, vendrían a ser, las alergias respiratorias como rinitis alérgica y asma.

“De hecho, uno de los problemas más frecuentes en la consulta alergológica es la rinitis alérgica”, señala el especialista. La rinitis alérgica es una inflamación de la mucosa nasal debido a una reacción exagerada del sistema inmunitario a sustancias externas conocidas como alérgenos (ácaros del polvo de casa, epitelios de mascotas, mohos, etc.)”.

En general, “las alergias impactan en la calidad de vida del paciente, y en los niños en particular, tanto en las actividades de la escuela, como en la calidad del sueño y el descanso. Estos últimos, muy importantes para el desarrollo neurológico a esta edad”, indica Pérez Rojas.

Por otro lado, es frecuente confundir la alergia con un resfriado, “en los resfríos casi siempre se acompaña de dolor de garganta, malestar general, y en algunos casos fiebre”. Un dato crucial es la duración de los síntomas. “La alergia es persistente en el tiempo, dura el tiempo que el paciente se expone al alérgeno y esto suele durar varias semanas, a menos que reciba tratamiento”, a diferencia del resfrío, que “suele resolverse entre 5 a 7 días, pudiendo quedar en algunos casos una tos residual que puede durar hasta una semana más”, comenta el Dr. Pérez Rojas.

Medidas para prevenir las alergias

Los factores relacionados con el incremento de las enfermedades alérgicas en el mundo son complejos. En general, se cree que este aumento refleja el cambio de las condiciones sociales y ambientales en las que vive la población mundial, en ese sentido existen diferentes hipótesis que buscan explicar el aumento de las enfermedades atópicas.

Por ejemplo, “la disminución de la carga de microorganismos a nivel del tubo digestivo del paciente, parece estar relacionado con el riesgo de desarrollar alergias. La cesárea, el uso de antibióticos a edad temprana o hábitos alimentarios con alta ingesta de azúcar, por ejemplo, se han relacionado con este incremento”. “Otros factores, como la contaminación ambiental, el tabaco antes y durante la gestación, también son factores relacionados con el riesgo de desarrollo de alergias”.

Mención aparte merece la lactancia materna como una práctica crucial que tiene implicancia en la programación del sistema inmunitario, otorgando protección contra patógenos del tubo digestivo y da forma a la reserva microbiana intestinal del recién nacido. “Estudios demuestran que la lactancia materna protege y reduce el riesgo de desarrollar alergias alimentarias, así como del desarrollo de dermatitis atópica”

Además, es fundamental reducir la presencia de alérgenos en el hogar, como ácaros del polvo, peluches y alfombras, así como asegurar una buena ventilación. “Aunque la alergia no se cura, se puede controlar. Es vital llevar una vida saludable, con una buena alimentación y actividad física. También es fundamental seguir las indicaciones médicas para el tratamiento adecuado”, aconseja el Dr. Pérez.

El médico subraya la importancia de acudir a consulta para una evaluación y diagnóstico precisos de las alergias que puedan estar afectando a los niños. Esta información es clave para determinar el tratamiento necesario.

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