Según estudio, profesionales sufren alta frecuencia de malestar emocional (58.4%), síntomas depresivos (52%), altos niveles de estigma y discriminación (62.4%) y violencia (33.9%)
Según estudio, profesionales sufren alta frecuencia de malestar emocional (58.4%), síntomas depresivos (52%), altos niveles de estigma y discriminación (62.4%) y violencia (33.9%)

Once de arduo trabajo en los salvando vidas, sin tiempo para llorar sus pérdidas, temerosos de contagiarse, llevar el a casa y morir, o embalando , vienen generando una inmensa -física y mental- en el -médicos, enfermeras y técnicos- que, en estas condiciones, enfrentan la de contagios por .

Mira: ¿Cuáles son los protocolos de bioseguridad al ingresar a nuestras casas?

Correo recogió los de dos profesionales de la que desde marzo del 2020 se enfrentan al mortal en la en los referenciales de la capital, con el fin de acercarnos a esta problemática invisible, real y dolorosa.

El 4 de abril del 2020, Kathy Retamozo, presidenta de la Asociación Peruana de Enfermeras Intensivistas, perdió a su hermano menor en la sala de traumashock del hospital Guillermo Almenara de EsSalud por una neumonía por coronavirus. Quince días después falleció su tío a causa de la misma enfermedad, mientras que su mamá logró sobrevivir.

“No sabía qué hacer, empecé a gritar. Le pedí perdón a mi hermano porque no pude salvarlo... No hubo tiempo de llorar, no había forma de descansar. Me ha dolido porque no soy de piedra, pero no hay tiempo para analizar nuestra salud mental y, mira, estábamos tratando de descansar cuando otra vez el rebrote, ya entrando a la segunda ola. Estamos físicamente muy agotados”, refiere.

Debido a la alta demanda de pacientes en las salas de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), labora en turnos de 12 y 24 horas al día. Su trabajo consiste en aspirar las secreciones, retirar deposiciones, colocar en posición prona o supino al paciente, alimentar, dar analgésicos, controlar diuresis. Todo ello, hasta que logre dejar el ventilador o fallezca.

Si sucede lo último, se encarga de colocar al paciente dentro de una bolsa negra, rotularla y enviarla a la morgue o cámara frigorífica.

RESILIENCIA. El médico intensivista Carlos Lescano, quien labora en la UCI del hospital Edgardo Rebagliati de EsSalud desde hace 20 años, da cuenta en estos once meses de la aparición del síndrome burnout o síndrome de desgaste profesional en al menos 30 % del personal sanitario, sobre todo en los más jóvenes.

“Si bien al inicio hubo motivación, capacidad física y mental en áreas críticas, con el pasar de los meses los profesionales de salud comienzan a sentir sensación de desazón, rechazo oculto por dirigirse al centro de trabajo y a veces mermar el desempeño laboral. Esto depende mucho de la resiliencia que desarrolla cada profesional”, señala.

Debido al déficit de intensivistas, labora hasta 300 horas mensuales en el hospital en turnos de 12 y 24 horas haciéndose cargo de 6 o 9 pacientes, donde el 80 % del tiempo tiene puesto el equipo de protección personal (EPP). No obstante, pese a los extremos cuidados de bioseguridad, es consciente del riesgo de contagiarse y terminar en una cama UCI. Por ello, refiere que hace un tiempo conversó con sus hijos de que por su vocación siempre va a estar al frente. “¿Cómo refuerzo mi resiliencia? Soy una persona de fe, cuando empezó la pandemia he puesto mi vida en manos de Dios”, sostiene.

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN. El médico psiquiatra Carlos Bromley refiere que la fatiga pandémica está causando ansiedad y depresión acumulativas en médicos, enfermeras, técnicos y personal de limpieza, situación que se expresa en pena, tristeza, insomnio, inquietud mental, pesadillas y pensamientos pesimistas.

Enfatiza que, según los resultados preliminares de una encuesta virtual internacional realizada entre junio y octubre de 2020 “The COVID-19 Health Care Workers (Heroes) Study”, donde participa personal sanitario de Perú, el 58.4 % reveló sentir alta frecuencia de malestar emocional y el 52 % dijo presentar síntomas depresivos.

Además, un 62.4 % observó altos niveles de estigma y discriminación y un 33.9 % sufrió actos de violencia.

La Federación Médica Peruana inició el 13 de enero una huelga nacional indefinida en reclamo a la entrega de EPP en suficiente cantidad y calidad para todo el personal médico, el pago de sueldos atrasados y el incremento de presupuesto al sector, los que incluye nombramientos y ascensos postergados hace siete años, según denunció el presidente del gremio, el doctor Godofredo Talavera.

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