Según el Ministerio de Salud (Minsa), la cobertura de vacunación pentavalente en menores de 1 año durante 2020, hasta el mes de setiembre, es de 41.5 %, debiendo ser 74.7 %, mientras que el porcentaje de niños vacunados con DPT (primer refuerzo) es de 24.6 %. (Foto:HugoCurotto / @photo.gec)
Según el Ministerio de Salud (Minsa), la cobertura de vacunación pentavalente en menores de 1 año durante 2020, hasta el mes de setiembre, es de 41.5 %, debiendo ser 74.7 %, mientras que el porcentaje de niños vacunados con DPT (primer refuerzo) es de 24.6 %. (Foto:HugoCurotto / @photo.gec)

La reaparición de la infección de la difteria en la ciudad de Lima, después de 20 años de haber sido erradicada, lleva a buscar explicaciones sobre qué factores desencadenaron el caso cero en una niña de cinco años, natural de Loreto y residente junto a su familia en el distrito de La Victoria.

De acuerdo con una investigación sobre la difteria realizada en 2018 por el médico Herminio Hernández Díaz, presidente de la Sociedad Peruana de Pediatría, los factores de riesgo y aspectos epidemiológicos que condicionan brotes de difteria son: personas no vacunadas, personas con vacunación incompleta, exposición a personas infectadas, viaje a áreas endémicas, heridas en la piel, pobre higiene, hacinamiento y pobreza.

EL PROBLEMA

Según el Ministerio de Salud (Minsa), la cobertura de vacunación pentavalente en menores de 1 año durante 2020, hasta el mes de setiembre, es de 41.5 %, debiendo ser 74.7 %, mientras que el porcentaje de niños vacunados con DPT (primer refuerzo) es de 24.6 %. La cobertura de gestantes con DtaP alcanza el 31.2 %. De este modo, se concluye que un total de 337 754 niños menores de cinco años son susceptibles de contagiarse este año.

El viceministro de Salud Pública del Minsa, Luis Suárez, explicó que esta baja cobertura responde a que el sistema sanitario ha estado enfocado en atender a los pacientes con COVID-19 y el miedo de los padres de llevar a los niños a los centros de vacunación.

Otro factor clave, destaca el infectólogo e investigador de la Universidad Ricardo Palma, Manuel Loayza, es la migración interna y externa.

“Cuando alguien registra a un niño nacido, se hace seguimiento privado o mediante las campañas de vacunación, pero a veces hay mucho movimiento migratorio. Entonces, se pierde la continuidad; hay que recordarles a los padres que cumplan con el calendario de vacunación, no importa si ponen la vacuna en otra posta”, refiere.

ALTO RIESGO. El Minsa informó que este año Brasil, Haití, República Dominicana y Venezuela presentan casos activos de difteria. Este último país registra desde el 2016 un rebrote de difteria por el colapso del sistema sanitario, explicó Nancy Arellano, Consejera de Asuntos Peninsulares de la Embajada de Venezuela en Perú.

“Se han contabilizado alrededor de 3 000 casos sospechosos, con una tasa de confirmación de casi el 60% y se habla de un doble factor de riesgo por un lado -y el más importante- que el sistema de salud público no esta garantizando las vacunas correspondientes (la pentavalente que tenía una cobertura del 95% y cayó a 48% en 2016), la recurrencia en otros países con flujos humanos hacia Venezuela, como Haití”, detalló la funcionaria.

Señaló que de los 900 mil ciudadanos venezolanos que han llegado al Perú, 80 mil lo han hecho de forma irregular. Del total, un 14% corresponde a niños. Solo los que ingresaron regularmente acceden a vacunas, a través de la Cruz Roja, pero los que entraron ilegalmente deben esperar las campañas de vacunación del Minsa.

BUSCAN ORIGEN. Para los epidemiólogos es vital determinar la cadena de contagios que desató el caso índice, a fin de bloquear un posible brote de difteria. En esa tarea se encuentran los especialistas del Minsa, Instituto Nacional de Salud (INS) y el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), que han implementado una búsqueda activa en la zona de Manzanilla y el emporio de Gamarra, donde labora el papá Líner Agustín.

El epidemiólogo Juan Villena aseveró que la bacteria de la difteria se trasmite con facilidad por contacto estrecho, parecido al COVID-19, la influenza o la TBC, entre miembros de una familia o compañeros de trabajo.

“Por ejemplo, si el padre se infectó en Gamarra y llevó la bacteria a casa, pero no hizo cuadro clínico porque está vacunado, le pudo pasar la bacteria a la niña, que sí hizo un cuadro clínico porque no tiene las vacunas completas”, manifestó.

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