Pacientes contaron su lucha contra el cáncer para estimular a seguir con sus chequeos médicos. (Foto: GEC)
Pacientes contaron su lucha contra el cáncer para estimular a seguir con sus chequeos médicos. (Foto: GEC)

Una tarde lluviosa del pasado verano, Óscar tuvo su primer encuentro con la enfermedad que hoy enfrenta. El habilidoso volante del defensor de Coalaque, equipo del pueblo de su abuela, Gladys Pinto en Moquegua, sufrió una falta cuando recuperó un balón perdido ante un jugador del poderoso Palcamayo. Caído en el suelo, Óscar recibió una patada entre el codo y las costillas que le desató un intenso e inquietante dolor que le permitió descubrir que el cáncer lo acechaba, hoy le da batalla en el partido más importante de su vida que no piensa perder.

Días después de aquel partido, el dolor no se había marchado del cuerpo del joven jugador, le dificulta levantarse y hasta respirar con normalidad, por lo que se practicó una radiografía que no reveló nada extraño. La incertidumbre de no saber qué ocurría, impulsó a Gladys Pinto a someter a su nieto a una prueba de sangre. “Yo no veía relación alguna entre el dolor y la sangre”, dice Óscar que recuerda con claridad que el día que recibió los resultados, visitó al médico que solía frecuentar en su adolescencia y este le dijo que sus plaquetas habían bajado considerablemente y le pidió que acudiera al hospital porque aquello no era normal.

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Ya en el Honorio Delgado su situación fue empeorando, los niveles de sus células sanguíneas siguieron bajando, necesito una transfusión para tratar de nivelarlo mientras le realizaban estudios más profundos y tras una prueba hecha en el Inen se descubrió que tenía Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA) que es uno de los tipos de cáncer a la sangre más frecuentes en los menores de edad, pero también suele presentarse en adultos.

En este tipo de cáncer a la sangre, se producen cantidades excesivas de linfocitos inmaduros (linfoblastos) que invaden el torrente sanguíneo. En el Perú, unas 68 mil personas son diagnosticadas con cáncer al año. Los de mayor incidencia son al cuello uterino, mama, próstata y estómago, por detrás está la leucemia y va en aumento, al menos en los diagnósticos que se realizan en el nosocomio regional se ha detectado ello. Zaira Manrique, jefa de Hematología del hospital, refirió que hasta el 2023 se diagnosticaba anualmente un promedio de 60 casos de Leucemia, pero en entre enero y setiembre de este año, se detectaron 100 y se proyecta cerrar el año al menos con 138 casos nuevos para que inicien su tratamiento.

Conocido su diagnóstico, Óscar se sentía molesto por estar alejado de su pasión, el fútbol, y renegaba de su mala fortuna; sin embargo, su forma de ver la vida cambió con la terapia que inició junto al personal de salud. La colaboración entre los profesionales y el paciente proporcionó muy buenos resultados en la salud el paciente. Óscar ha mejorado y por ello se siente agradecido. Estamos mejorando. “Estoy empezando el segundo tiempo del juego más importante. La quimioterapia me afectó mucho, no podía ni comer, pero con la atención del personal del hospital y el apoyó de mi familia lo estoy superando”, dice el habilidoso volante que anhela volver a correr en una cancha de futbol y llevar el balón pegado al pie.

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Elver es un universitario de 22 años que lleva interrumpidos sus estudios desde hace varios meses, afectado por la misma enfermedad de Óscar. Asegura que no fue consciente de ello, sino hasta que comenzó con la quimioterapia. Recién allí se puso a pensar en lo que tenía y aquella angustia que por momentos lo invadió se desvaneció con las palabras de su padre. “Me dijo que la enfermedad, no sólo era mía, sino de los dos y que la enfrentaríamos juntos”, dijo Elver tras sostener que su enfermedad ha sido un catalizador en su vida, transformando todo lo malo en fortaleza y el motivo por el cual vive feliz día a día.

“Para mí el cáncer no significa muerte, el cáncer me ha devuelto la felicidad, me enseñó el amor de mi familia que había perdido cuando me alejé de casa, ahora los tengo cerca de mí. Abrazo cada quimioterapia que llega a mi cuerpo, cada medicamento, cada atención que recibo de los médicos que son ángeles que Dios envió para cuidarnos”, sostiene el estudiante que se siente fortalecido espiritualmente en su proceso de recuperación al igual que Oscar y los demás pacientes, entre niños y adultos, que son atendidos en el hospital Honorio Delgado.

Ambos jóvenes aseguran que el trato humano en su atención ha sido fundamental para fortalecerse durante el tratamiento que reciben en el hospital que aunque tiene muchas deficiencias tecnológicas, cuenta con profesionales dedicados a darlo todo por sus pacientes especialmente en la etapa del tratamiento.

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“Todos le temen a la quimioterapia, pero yo les digo que es un tratamiento de un tiempo, nada más, al final será un recuerdo de lo que se enfrenta por la vida. Con el paso de los años, la mejora de los tratamientos y sobre todo la detección precoz de cada caso, ha permitido alargar la esperanza de vida de los pacientes oncológicos” sostuvo la doctora Eliana Díaz Zegarra, cirujana oncóloga del Honorio Delgado.

La especialista sostiene que las personas deben romper el miedo a descubrir con un chequeo de rutina qué es lo que puede estar afectando su cuerpo. Hoy en día, de cada cinco pacientes que por semana son diagnosticados con algún tipo de cáncer en el servicio de oncología del Honorio Delgado, tres son en estadíos avanzados, disminuyendo considerablemente la posibilidad de recuperarse. “Muchos llegan cuando ya tienen síntomas y eso significa que el cáncer está avanzado, no hay que esperar a que se manifieste para buscar atención. Hay que romper ese miedo a descubrir lo que nos puede estar pasando” insistió la especialista.


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