Con la llegada del verano, los padres a menudo enfrentan el desafío de mantener hábitos alimenticios saludables en sus hijos, debido a que la rutina cambia y la temporada los expone a un mayor desgaste de energía y alimentos atractivos como helados y bebidas frías azucaradas que deben ser consumidos moderadamente para no comprometer la salud de los más pequeños del hogar.
“El verano trae consigo una sensación mayor de calor, por ello elegir preparaciones más frescas que combinen alimentos que aportan nutrientes esenciales es lo ideal. Por ejemplo, podemos optar por elegir en lugar de sopas o caldos, ensaladas que permitan mantener en óptimo estado las vitaminas y minerales, así como el huevo cocido y pollo desmenuzado a temperatura ambiente como un aportante de proteínas en la dieta. En cuanto a la hidratación, las frutas y verduras son el grupo de alimentos que pueden proporcionar agua adicional a la que puedan consumir los niños”, afirma la Lic. Aracelly Bravo Orihuela, docente de la carrera de Nutrición y Dietética del Inst. Carrión.
Teniendo en cuenta ello, la especialista brinda las siguientes recomendaciones para conseguir que tus hijos coman sano en este verano.
- Llevar una dieta equilibrada. Para ello combina todos los grupos de alimentos. La composición ideal es que el 90% de alimentos sean naturales y solo un 10% sean procesados o ultra procesados, que sea preparada de preferencia en casa, buscando la participación de los más pequeños en su elaboración.
- Elegir frutas y verduras de la estación. En la época de verano tenemos frutas y verduras de temporada, las cuales podemos encontrar en el mercado o supermercado a un mejor precio, calidad y con mayor contenido vitamínico y mineral.
- Impulsar a consumir frutas y verduras en un estado fresco y natural. Es decir, en forma de ensaladas, como postre o aperitivos. Esto le aportará una valiosa y necesaria cantidad de fibra, agua y vitaminas que permanecerán intactas hasta el momento de consumirlas. Las opciones de jugos o extractos están permitidas, pero en una menor frecuencia.
- Enseñarles con el ejemplo a hidratarse correctamente. Los niños a menudo imitan el comportamiento de los adultos. Sé un modelo a seguir en la forma de hidratarte, háganlo con agua o refrescos naturales, ya que esto permitirá mantener un mejor equilibrio de la temperatura corporal, algo que no conseguimos ingiriendo bebidas gaseosas o ultra procesadas que, por el contrario, aportan azúcar, cafeína y sodio, lo cual hace que se incremente la sed.
- Planifica con ellos tu menú: Dedica tiempo a planificar los menús semanales con tus hijos. Esto no solo les da una sensación de control, sino que también te ayuda a tomar decisiones más informadas sobre opciones alimenticias equilibradas.
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