El uso de consolas, celulares y otras pantallas se han convertido en una realidad presente en el día a día de los niños y jóvenes. Esto debido a que son el nuevo medio que les permite conectar y comunicarse con amigos, familia o personas con los mismos intereses. Pero, ¿cómo saber cuándo esta práctica sobrepasa la adicción principalmente a los videojuegos?
Julissa Castro Escalante, médico psiquiatra infantil del Hospital Larco Herrera, explica que anteriormente eran los adolescentes o mayores de 18 años quienes jugaban en línea; sin embargo, ahora desde los 5, 6 y 7 años manipulan con total facilidad a la tecnología. Esto hace que le dediquen más tiempo y piensen que es una “diversión sana”.
“Los videojuegos se han convertido en la nueva red social y para los niños es una forma de socialización, además de llenar vacíos emocionales porque muchas familias no han logrado comprenderse ni en pandemia. Es que los padres solo se dedican al teletrabajo y quehaceres del hogar y no a darles tiempo de calidad”, señala.
RIESGOS
La especialista alerta que es muy probable que los que sufren de adicción puedan caer en redes de captores y lleguen a hacerles daño. Recomienda que los niños de 6 a 10 años, cuyos intereses son los videojuegos Roblox, Free Fire, etc., solo permanezcan 1 hora bajo supervisión de un adulto. De igual forma, los adolescentes que se conectan con Fortnite, Dota y otros solo jueguen como máximo 2 horas, siempre y cuando no tengan contenido de violencia o sexualidad. “La actividad de jugar en línea con los amigos o familiares no es mala, es más, ayuda a la perseverancia, a seguir desafíos y a la habilidad viso-manual. El problema está cuando no hay restricciones, el menor cambia de carácter, baja su rendimiento escolar, no quiere compartir con la familia por estar pegado a las consolas”, indica Castro.
Además, de problemas de obesidad, ojo seco, dolores de espalda, migraña y ausencia de sueño. La experta del Larco Herrera menciona que al hospital llegan niños y adolescentes que han tomado como modelo a las personas adultas con las que juegan y no a sus propios padres que deben ser ejemplos para ellos. “Han impuesto nuevas palabras al hablar como “vale” e indican que quieren ser ‘youtuber’ o algo relacionado con la tecnología al finalizar la secundaria”, detalla. Recuerda que los padres no deben olvidar que detrás de una adicción siempre hay un problema familiar y, si es necesario, buscar ayuda de un especialista.
QUÉ HACER
Al respecto, Mar Alonso, jefa de programas y proyectos United Way Perú, resalta que si bien se han presentado brechas en la familia, desde que se inició la pandemia es importante que se trabaje en descubrir las emociones de los más pequeños, sus gustos y necesidades y, desde casa, se priorice la buena educación junto a los maestros, se regularice la conectividad del internet y se interactúe con actividades como juegos de mesa, de antaño, rompecabezas, etc. También salir a dar paseos cortos 3 veces por semana con los debidos protocolos. “Si bien la relación entre tutores e hijos se puede ver desgastada por tenerlos 24 por 7, no debe ser percibida por el menor. La desorganización hace creer que el niño está seguro en casa, cuando esta teoría es falsa y más aún ahora por la tecnología”, añade.