Guevara sabe de los sonidos musicales, las miradas y los signos.
Guevara sabe de los sonidos musicales, las miradas y los signos.

El joven poeta Antonio Guevara Escobar , luego de participar en el Proyecto de Poesía Joven que dirige Manuel Medina Velásquez, nos ofrece su primer poemario “Jaque al silencio” (Ediciones Runakay,2023), en tiempos difíciles para la cultura nacional y para nuestra patria. No obstante, con su alma de artista (es pintor, músico, escritor) y con fe, incursiona en la literatura, aun sabiendo que la poesía “es un trabajo difícil que se pierde o se gana al compás de los años otoñales”, en testimonio de Javier Heraud.

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Jaque

Con atenta sensibilidad da un certero Jaque al silencio: “En las casas, /en los llantos/tarjando gritos/”. Luego, reflexiona y da explicación permanente de lo silente por cuanto el: “Silencio, /omnipresente, /en los templos, /en las alas caídas de Dios, /o en el cuerpo encendido, /salpicado de blanca ceniza, /de un corazón derribado de espuma” (p.19). Ante la pasividad que involucra el silencio, Antonio manifiesta temer, por cuanto le duele el pecho, cuando respira. Con su arte poética, el joven escritor avanza seguro de sí, define y declara su intención de querer ser un poema, firme ante las memorias de un rumor; es decir, evidencia que tiene consciencia de su rol dentro (y ante) la sociedad. Con madura incursión versificadora nos alerta de un jaque. Esta es la aptitud.

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Entre los días

Su madurez y asunción de responsabilidad social lo ubican en la época actual. Leamos un fragmento del poema Un martes: “Un martes, /arriba en las azoteas/volvía de tender mis poemas/y le ofrecí al cielo/el pesar de un campo inerte, /sin árboles o plantas/con aliento a olvido” (p.30). Así, el joven poeta descubre la señal de la vida e identifica su fragancia mortal. Ha superado la inocencia citadina, debido a su identificación peruana que le permite reconocer los bordes incaicos. Con el sentido utilitario de la literatura, supera la rutina y sabe que, la hora, vivida y sentida, deshila el viento. Es, entonces, cuando puede recurrir al enroque: cambiar el desasosiego por el optimismo.

Guevara sabe de los sonidos musicales, las miradas y los signos. Por ello, supera la cotidianidad del habitante común, por cuanto sabe cruzar las calles de Trujillo en busca de la realización personal, artística y social. Ha superado la fácil emoción y con lenguaje directo, describe a quien aprenda a llorar. Empero, supera la emoción de la pequeña historia. Su vida es estar entre la ciudad y el valle, entre sal y arena, por cuanto la vida que va descubriendo es, a veces, carrusel, búsqueda y utopía. Esta es la actitud.

Superando la Guerra

Sorprende su asombro ante la naturaleza. Leamos algunos versos de su poema Guerra: “Hoy, el mar está furioso/rompe mareas contra el cielo/y así sopla terrible enojo/con el viento de sus olas. /Hoy, la brisa está mateara, /tambalea sobre el viento, /y el mar junto a su oleada/le va quitando, /lo que le queda/de aliento”. Muy sensitivo reflexiona “Hoy, el hombre está perdido, /se dice a sí mismo, /sin saber lo que habla” (p.45). Antonio Guevara supera el olvido y vive el presente siendo testigo de los acontecimientos que interpreta y cuestiona, como debe de ser.

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Siempre

Logra versos líricos en el texto Hoy, o sea mañana: “Si alguna vez, /dejaran de cantar los pájaros, /dejaran de reflejar los metales, /dejaran los ricos, de buscar orillas, /no olviden este día, acontecerá/el fin del mundo” (p.48). El autor sabe de qué la vida es dialéctica, por eso pide al interlocutor déjame reír a tu lado. Por cuanto sabe que la existencia y sus quehaceres, al final, es una pequeña Historia, y vista debajo del cielo, es efímera. Por eso, evoca a su escuela en donde empezó el aprendizaje del mundo social. Esta es la altitud.

Lluvia

Los poemas de Guevara Escobar tienen temática de elementos naturales cuando La lluvia, cae: “Hay pétalos en un invierno, /roto, transparente. /Sin embargo, la lluvia de este año, /es distinta. /Ha echado alas en mis mundos, /y me libra sin callar. Y desconcertante implica: Esta lluvia, me arrastra, /inevitablemente a mí mismo, /me grita, golpea, /me sangra y lloro, /por la tristeza del tiempo” (p.54). Asimismo, la creación de Antonio muestra un mar blanco para su inspiración o lei motiv. Su atención al entorno en reflexiones, análisis y discrepancias con lo establecido por la sociedad indiferente, le dan discrepancia propia de la juventud que representa.

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Primera persona

El joven poeta acierta cuando escribe Muere en primera persona y se acerca al elam vital: “El sol cae, /brevemente, sobre el mar./Inunda cabezas de terribles males, /e infortunios, y dando últimos respiros, /a la angustia le gusta envolver, /nubes y manchas oscuras” (p.57). Así, la poesía de Antonio Guevara Escobar vuelve al origen sin ausentarse del presente; es decir, al Mar bravío: “Golpeando mis costas, /altas olas aleteando, /mi vuelo de velero. /Así me siento. /Alcanzar la luna, /bajar el cielo” (p.58.) En definitiva, el joven poeta Antonio Guevara Escobar avanza con aptitud, actitud y altitud. Le instamos a persistir, por cuanto el arte es existencia y persistencia. Estaremos atentos a su camino ascendente in crescendo.

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