Vinicio Machado Cazorla, con su cuento “Charles, tocata y fuga” se revela como un narrador que  explora aspectos resaltantes y sorpresivos de su respectiva provincia.
Vinicio Machado Cazorla, con su cuento “Charles, tocata y fuga” se revela como un narrador que explora aspectos resaltantes y sorpresivos de su respectiva provincia.

En nuestra persistente búsqueda y exploración de la literatura que se produce en todas las regiones del Perú, hemos accedido al volumen “Literatura tingalesa”, promovida, tanto por la Universidad Nacional Agraria de la Selva, como por la propia Municipalidad Provincial de Tingo María. Es un valioso esfuerzo que integra concepciones y aportes para el estudio, difusión, valoración y promoción de la literatura que alienta y se produce en la respectiva región. Entonces, el volumen que comentamos revela muy claramente cómo el verdadero termómetro cultural de un pueblo son su escritores; pero su producción y circulación dependen en gran medida del liderazgo cultural de sus autores y de las instituciones identificadas con las aspiraciones y necesidades de desarrollo de sus respectivas comunidades. Es lo que apreciamos en el esfuerzo conjunto de la Municipalidad y de la Universidad, cuando no dependen de caudillos más atentos a sus propios intereses y partidos políticos.

VER MÁS: La narrativa de Roberto Mora en Brevario para el hastío

PALABRAS DE RECTOR

Claro, en realidad, la edición no es reciente, sino de una gestión anterior, cuando el rectorado de la universidad la ejercía Segundo Rodríguez Delgado, quien, en la presentación del respectivo volumen explica:

“Hoy no hay pueblo que conserve su personalidad aislándolo. El modo de robustecer y acrecentar la propia personalidad es derramarla, tratar de impregnarla a los demás. La antología constituye un significativo aporte no solo a la literatura, sino a la historia de un pueblo que supo enfrentar la adversidad y vencer a la misma muerte; y hoy, trata de borrar sus cicatrices con propuestas de paz y desarrollo, que devuelven a sus habitantes la cultura de la fe, la superación y el respeto por la libertad y la vida”.

LEER AQUÍ: Marco Martos y su cuento infantil “Los gatos de Coronté”

LA VOZ DEL ALCALDE

Por su parte, Ramiro Alvarado Celis, alcalde de la época (comienzos de la década anterior a la actual), que se evidencia como una formidable voz y pluma crítica, explica: “La literatura se nutre de un aliento de realidad que toma de un tiempo o de un espacio. De ahí que todos los pueblos tengan su “otra historia” a través del cuento, la novela u otras expresiones artísticas del hombre”.

Y continúa: “Tingo María no es ajena a este comportamiento natural de la humanidad. De hecho un sinnúmero de historias orales está a la pera de un trabajo de recopilación para que se plasme en ese sentir popular creativo. En realidad, la parte oriental del país, aún carece de trabajos investigativos que recojan el saber popular expresado a través de historias propias vinculadas a la naturaleza particular de la zona”.

PUEDE LEER: Teodoro Rivero Ayllón y Vallejo en París, Moscú...

NARRADORES ANTOLOGADOS

En realidad, los autores antologados no son muchos; pero, según parece, los incluidos son autores representativos de la respectiva región huanuqueña.

De Caruzo García se incluyen tres relatos tomados de su libro “El mejorero”: “Era una niña que vendía panes”, “Entre dos fuegos” y “Yo sabía que los iban a matar”. La obra del autor, en conjunto, es considerada como inaugural en lo que se refiere a libros orgánicos de cuentos correspondientes a Tingo María.

Vinicio Machado Cazorla, con su cuento “Charles, tocata y fuga” se revela como un narrador que explora aspectos resaltantes y sorpresivos de su respectiva provincia. En su relato se aprecia una sutil ironía, así como una aguda capacidad de observación que le permiten construir un relato divertido y humorista

Con “Rogorrinre”, su autor, Saturnino Meza Deza obtuvo una Mención Honrosa en el Premio de Cuento Ciudad de Huánuco hace pocos años. El relato explora el patético realismo para ilustrar una situación de ansiedad colectiva frente al deseo de obtener o hacer justicia. El cuento permite evocar el drama “Fuente Ovejuna”, de Lope Ovejuna; y más cercano a nosotros, el patético y desgarrador cuento indigenista Ushanan Jampi”, del narrador Enrique López Albújar, quien radicó varios años como magistrado en la propia ciudad de Huánuco, escenario de parte primordial de su producción narrativa.

Aída Pachas Legoas tiene como antecedente el haber obtenido el tercer premio del Concurso “El cuento de las mil palabras” en 1989, organizado por la revista Caretas. Sus cuentos se han incluido en importantes antologías y revistas huanuqueñas. Aunque es natural de Chincha, es uno de los principales valores de la literatura que se cultiva en la respectiva región de nuestra selva.

LEER AQUÍ: Walter Díaz Ramos y sus fantásticos mundos posibles

TAMBIÉN LAS CRÓNICAS

La valiosa antología también incluye dos importantes textos pertenecientes al género de las crónicas: “Tingo María: un jirón de la amazonía”, de Eliseo Talancha Crespo; y “Tingo Ma´ria, ciudad antigua”, de Juan José Vega. El primero fue un distinguido abogado y periodista, autor de varios artículos sobre sociedad y cultura de su región. En su producción destacan: “La conquista española de Huánuco” (1987), “Apuntes para la historia de Huánuco” (1989) y “Los delitos culturales”.

A su crónica incluida en el respectivo volumen pertenecen estas líneas: “Rodeada de pintorescos paisajes, entre otros, por la milenaria vigencia de La Bella Durmiente, la ciudad de Tingo María presenta una topografía muy heterogénea, pues, la casi totalidad de su área geográfica pertenece a un terreno de arena gruesa por haber sido, anteriormente, el cauce del río Huallaga”.

Sobre el origen de la palabra María, unos dicen que así se llamó la primera habitante del lugar; para otros, el cadáver de una hermosa mujer que tenía tal nombre fue encontrado en la unión de los ríos Huallaga y Monzón; finalmente, se afirma que en 1830, el médico portugués Sebastián Martins fundó el pueblo de Tingo María con el nombre de su esposa.

Con respecto al historiador Juan José Vega se afirma que en vida reveló un aprecio especial por Tingo María, ciudad a la que dedicó importantes artículos y crónicas, especialmente cuando fue director del diario “Expreso”. Al mencionado autor pertenece su artículo “Tingo María, ciudad antigua”.

LE PUEDE INTERESAR