A pocas horas de la celebración de la Navidad, el Centro Histórico de Arequipa se enfrenta a un panorama caótico. Las calles, emblemáticas por su belleza arquitectónica consideradas Patrimonio Cultural, han sido invadidas por un desorden que contrasta con la festividad de la Navidad.
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En la intersección de las calles Piérola y San Camilo, comerciantes que venden vasos, tazas y adornos navideños han tomado el espacio público, mientras que ambulantes se han instalado frente al mercado San Camilo. El olor nauseabundo que emana de las aguas residuales en la calle Alto de la Luna, producto del desagüe que discurre desde la altura del centro de abastos, genera incomodidad a los transeúntes.
La presencia de vendedores de golosinas, flores, adornos, regalos, joyerías en las esquinas y la visibilidad de personas en situación de calle, tanto peruanas como extranjeras, se han vuelto más notorias en esta época del año.
A pesar de que el gerente de Servicio al Ciudadano de la Municipalidad Provincial de Arequipa había anunciado semanas atrás un refuerzo en el control del comercio ambulatorio, la realidad es que muchos comerciantes han ignorado estas advertencias y se instalaron por las calles San Juan de Dios, Piérola, San Camilo, Mercaderes, Siglo XX, Dean Valdivia y Perú.
La ausencia de policías municipales es un factor fundamental para que los negociantes ambulantes y de diferentes edades, incluyendo niños, se instalen en las veredas.
La congestión vehicular también se ha intensificado. La Policía de Tránsito ha intensificado operativos para sancionar a los conductores que no respetan las zonas rígidas, trasladando los vehículos al depósito municipal, en un intento por aliviar el caótico tráfico que afecta a la zona.