Hernán Jiménez Camacho conversó con Correo sobre su último trabajo de poesía, “El despertar del silencio”, en el cual ha estado trabajando durante los últimos 40 años.
¿”El despertar del silencio” es su segunda publicación, a qué corresponde?
Sí, es una respuesta ante tanto silencio de parte de los grupos oprimidos, es hora de que las personas oprimidas a través de esta publicación puedan considerar que ya se acabó el tiempo del silencio, ya va siendo hora de despertar.
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¿Cuál es la relación que debe haber entre imagen y palabra?
Las imágenes es lo que se ve a simple vista y la palabra es la forma en cómo se puede plasmar esos cuadros. Durante mi vida he observado muchas pinturas de carácter social y regional (paisajes que me impresionaron) y luego utilizo la palabra para poder exteriorizar y dar a conocer a la comunidad aquello que el cuadro expresa pero que a veces no puede ser explicado. Ya con la poesía o la literatura uno puede intentar exponer o interpretar esas emociones, eso es lo que ha marcado mi trabajo y la razón por la cual también integro algunas ilustraciones en el poemario.
El poemario tiene una presencia regional muy fuerte, ¿a qué se debe?
Del departamento de donde provengo (Puno) he visto un monto de situaciones como abuso, discriminación racial (una de las cosas más fundamentales). Yo he trabajado, fui docente de educación primaria, en el mismo campo en varias comunidades como Pusi en la provincia de Huancané, sector quechua y Collana Cabana, una comunidad donde no existía una real presencia del Estado así como en Chingora (donde tengo una participación más activa) y ahí por ejemplo, el director del colegio les daba las charlas a los padres de familia y miraba cómo los padres no entendían nada y yo como alguien que sabía el quechua me encargaba de hacer traducción para que podamos llegar a entendimientos y resolvamos los diferentes problemas que teníamos en ese entonces. Por eso creo que debe darse a conocer por todos los medios posibles entre ellos la poesía, la realidad de esos pueblos que también son peruanos y de igual valía como Arequipa por ejemplo.
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¿Dónde y cuándo surge el poemario?
Son diferentes periodos de tiempo, inicio la escritura en 1969-70 en el departamento de Puno como resultado del tránsito laboral en el sector educación y culmino el libro el 2019 para ello era necesaria la edición que tenía que nacer el año pasado aquí, con la editorial Aletheya, pero debido a la pandemia el libro tuvo que seguir esperando su publicación. Recién ahora que sale con el temor a continuar todavía más tiempo en medio de la pandemia.
¿Por qué se debe hablar de política en la poesía?
El hombre es netamente político, pero hay una diferencia entre la política y la política partidaria, porque somos una sociedad política y ahora que la política se tergiverse es otra situación. En el libro yo no hago alusión a ninguna política partidaria pero sí hago público lo que se ve, aquello que se observa y eso es político también. Mostrarlo, tiene por objeto hacer que las personas puedan darse cuenta de qué o cómo están actuando contra sus semejantes y de ese modo puedan reflexionar y/o rectificarse sobre sus acciones. Porque hay muchos tercos y radicales que no quieren reconocer el daño que hacen a la sociedad y sus iguales.