Correo conversó con el neurocirujano Richard Hernández Mayori sobre este primer año de pandemia que cambió el país y a la región Arequipa
Correo conversó con el neurocirujano Richard Hernández Mayori sobre este primer año de pandemia que cambió el país y a la región Arequipa

Desde hace un año, el neurocirujano Richard Hernández Mayori tiene problemas para conciliar el sueño, apenas duerme entre dos a tres horas diarias. Confiesa que todos los días ronda en su cabeza la idea de renunciar a la dirección del por los múltiples problemas que afronta y la frustración de no resolverlos oportunamente.

Sin embargo, no abandona el cargo por el compromiso asumido con sus colegas y pacientes. Explica que la administración pública y la falta de tecnología han influido considerablemente en la lentitud de las obras en el hospital durante la .

El primer año de la pandemia ha sido sumamente difícil, ¿cómo lo evalúa usted?

Ha sido un reto enorme, porque las condiciones en las que asumimos no eran las adecuadas. En la primera ola venían al hospital todos porque los demás centros asistenciales tenían cerradas sus puertas. Sin embargo, el reclamo siempre fue porque teníamos a nuestros pacientes en carpas, el frío y el sol, pero nunca dejamos de atenderlos a pesar de no contar con ambientes adecuados y de que nuestro personal no tenía equipos de protección, ellos llevaron oxígeno y tratamiento a las carpas y carros donde estaban los pacientes. Ahora la situación ha cambiado y es diferente, hemos pasado momentos de mucha incomodidad porque en medio de la pandemia se hicieron trabajos que permitieron que se responda mejor en esta segunda ola, tenemos tres plantas de oxígeno y hay 408 camas con puntos de oxígeno para los pacientes.

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Usted es un neurocirujano, ¿cuál es la diferencia que ha encontrado de estar en una sala de operación y ahora desde la dirección del hospital?

Cuando estamos en sala de operaciones sabemos y estamos conscientes de que la recuperación de un paciente está en nuestras manos y la responsabilidad es individual. En cambio, en la administración hay un grupo de gente que trabaja y se asume las responsabilidades de acuerdo a cada función que se asume. Yo me he sentido respaldado por el personal asistencial y administrativo, el compromiso de todos ha sido importante para salvar la vida de los pacientes.

Usted refiere que cada quien asume la responsabilidad que le corresponde, durante la pandemia le han hecho hasta seis denuncias, ¿es responsable de alguna?

Hemos trabajado para mejorar el hospital y atender a los pacientes y durante ese proceso son seis denuncias las que se han hecho en mi contra, de las cuales solo quedan dos en investigación, estoy involucrado en la investigación al gobernador regional por no aplicar los protocolos de bioseguridad y la otra es por la instalación de los módulos Pronis en la parte posterior del hospital que supuestamente iban a generar contagios en los vecinos, afortunadamente no se ha dado ninguno y eso quiere decir que la bioseguridad es la correcta. Estoy involucrado porque estuve en tiempos difíciles y condiciones adversas, pero no soy culpable.

La lentitud de las obras en el hospital ha sido lo que más se ha cuestionado, ¿siente que en parte ha sido su responsabilidad?

Ese es un punto de vista desde la óptica de quienes solo miran desde afuera. La responsabilidad es de muchas personas, pero no solo recae en quienes trabajaron para implementar un hospital que estaba en muy mal estado. Nosotros producimos cobre y cuando se decidió ampliar la red de oxígeno se debía colocar tuberías de este metal, y cuando el gobierno regional quiso comprar no había en el Perú, tenía que importarse desde los Estados Unidos. ¿Cómo es posible que un país productor de cobre no tenga una sola empresa que transforme ese material en las tuberías que se necesitaba? Se ha tenido que competir con otros hospitales del mundo, porque todos han ampliado redes y han hecho adecuaciones. Tuvimos que entrar en una lista de espera y eso hizo que se retrase varios meses los trabajos.

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¿En algún momento estos retrasos que han tenido que afrontar y soportar le hicieron pensar en la renuncia?

Todos los días pasa por mi mente el querer dejar el cargo porque son muchos problemas y como usted ve estoy cansado, agotado, como todos mis colegas. Sin embargo, hay compromisos que asumí con el personal y la población. No pretendo que en una sola gestión se transforme el hospital. Después de mí vendrá otro que tendrá que continuar lo que hemos avanzado, hay mucha gente mejor preparada que yo, pero la diferencia es que tienen miedo de asumir los riesgos, como las denuncias que estoy cargando, y porque no quieren una dirección. No sé qué me tocará enfrentar con los procesos pendientes, pero creo que hemos hecho lo que hemos podido con lo que hemos tenido, y eso no significa que seamos negligentes o que hayamos hecho omisiones a nuestras funciones. Con todo lo que ha pasado hemos enfrentado una pandemia muy difícil y continuamos adelante.

¿Qué lo sostiene?

La mano de Dios, el apoyo de mi familia, de mi hija, mis padres y mis compañeros de trabajo que también están afrontando esta pandemia. Ese ha sido un motivo por el cual seguimos en la dirección. Administrativos y asistenciales nos hemos unido a pesar de que ha habido diferencias en el pasado. Sin embargo, llegamos a conclusiones que nos han permitido avanzar.

Tenemos una emergencia inaugurada que no se usa, ¿cómo se lo explicamos a la gente?

Lo que pasa es que la limitación en presupuesto hace que avancemos por partes. En el país instalar algo y que funcione de inmediato en la administración pública, es prácticamente una utopía. Cuando hicimos un estudio en 2018 para pedir más personal nos demoró un año realizarlo con el Minsa. Arrojó un déficit de mil 108 personas, se comprometieron en que cada año nos darían el 5% adicional en el presupuesto para ir supliendo esa carencia, pero nunca llegó. Ahora tenemos que avanzar hasta donde se pueda y eso hicimos durante la pandemia, tenemos infraestructura, pero ahora falta la segunda etapa que es conseguir personal y ahí lucharemos para conseguirlo.

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¿También es capacidad de gestión para conseguir lo que se propone?

Pienso en que la verdadera escasez está en el pensamiento de los peruanos. Es por eso que el funcionario que asume cargos piensa en sí mismo antes que servir a la población. Los funcionarios grandes tienen actitudes malas que los pequeños imitan. Lamentable la corrupción es grande desde el nivel presidencial hasta el último de los trabajadores públicos. Eso debemos de cambiar como país, nuestra misión debe apuntar a ser a la más correcta, la más limpia. Tenemos las manos limpias y la conciencia tranquila.

¿Cree que esa lentitud con la que se trabajó en la obra influyó en que muchas vidas se pierdan?

Han muerto muchos, pero es mínimo respecto a la cantidad de pacientes que hemos salvado y eso no se dice ni se reconoce, solo se cuestiona. Lo que hemos logrado como institución pasa desapercibido y la pregunta es por qué, no se reconoce lo difícil que ha sido transformar el hospital en medio de la pandemia. Nuestra vocación es servir a nuestros pacientes para salvarles la vida y devolverlos con sus familias.

¿Qué siente cuando ve salir a un paciente recuperado?

Ver que una persona se recupera y regresa con su familia luego de su estado crítico, entubado por muchos días y apunto de fallecer es una satisfacción muy grande, pero no depende del director sino de muchas personas principalmente de quienes los atienden directamente, a ellos mi profundo agradecimiento y por detrás está el personal administrativo, de logística que se preocupa porque llegue sus trajes de protección y darle su sueldo por la sacrificada labor que hacen. Gracias a Dios estamos todos unidos para resolver problemas.

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¿Con las vacunas ha dejado de lado alguna de las medidas de bioseguridad?

Para nada, la vacuna no es la panacea. Hay muchos colegas que se han contagiado en el mundo e incluso han fallecido. El lavado de manos, uso de barbijo, mascarilla facial son aspectos importantes que se deben mantener aun estando vacunados y en el hospital más. Al momento de ingresar a mi casa mi esposa me hace una desinfección total con alcohol luego me voy a la ducha. Es un ritual diario por el bien de la familia.

¿La pandemia lo alejó de sus padres?

Los dejé de visitar por seguridad, pero mi madre viene a verme. Es de edad avanzada y aun así se arriesga al venir al hospital. He conversado con ella y hemos dialogado de manera fuerte porque es un riesgo que venga. Creo que toda madre es así, dan todo por sus hijos, viene a verme de vez en cuando. Estamos juntos dos, tres minutos. Nos miramos, vemos que estamos bien y se retira. Es duro, pero prefiero comunicarme con ellos por teléfono.

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