En los últimos años, Devida les brindó las herramientas necesarias a los cacaoteros del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) para diversificar su producción. Es así que implementó a 40 asociaciones con módulos de procesamiento para dejar de vender solo granos de cacao, sino transformarlos en derivados y acceder a nuevos mercados. Flor Orejón es una emprendedora chocolatera cuya asociación ganó una medalla de plata en una competencia en Paris (Francia).
¿Cuándo se originó en ti la pasión por el chocolate?
Tengo 37 años y soy cacaotera desde niña. Provengo de una familia de chocolateros y recuerdo que mis padres preparaban chocolates de manera artesanal y yo les ayudaba a vender en mi centro de estudios. Siempre anhelé trabajar preparando chocolates, por eso mis padres hicieron un esfuerzo para comprar unos pequeños equipos para iniciar con esta travesía.
¿Cuándo fue que tu asociación decide dar un paso hacia adelante e incursionar con la elaboración de chocolates?
Actualmente soy la responsable comercial de la Asociación de Productores del VRAE – Pueblo Libre Baja (Cusco) con la marca “Miskicha”. Antes vendíamos solo granos de cacao y decidimos hacer más rentable esta actividad. Adquirimos unos equipos básicos e iniciamos con la elaboración de chocolates ofreciendo a nuestra red de contactos más cercanos para poco a poco vender en otros lugares.
¿Cuántos son en tu asociación y cómo le está yendo en el mercado?
“Miskicha” es una organización relativamente joven que tiene 25 socios y siete años en el mercado local. Nuestros chocolates han llegado a diversas regiones a nivel nacional y diversos países de Europa y Estados Unidos. Ahora mismo participamos en ruedas de negocios para poder acceder a nuevos mercados para posicionar nuestra marca.
Uds. acaban de ganar una medalla de plata en el 2° Concurso Inernacional de Chocolates en Francia, ¿qué tan importante es este reconocimiento para tu organización?
Casualmente es el primer concurso nternacional en el que participamos. Queríamos medirnos en una competencia de este tipo y obtuvimos una medalla de plata. Este logro es un reconocimiento al Vraem porque tenemos las mejores variedades del cacao. Sin duda es una motivación más para todos los socios productores de mi distrito.
¿Consideras importante la intervención del Estado para promover este tipo de iniciativas?
Pienso que es importante porque las instituciones de Estado como Devida nos implementaron con un módulo de procesamiento para hacer chocolates y un módulo para mejorar la calidad de granos en todo el proceso de poscosecha. Particularmente, para este concurso en Francia recibimos la asistencia por parte de una especialista de Devida para preparar la muestra que enviamos a Francia con el que ganamos la medalla de plata.
¿Existe un antes y después del chocolate del Vraem?
Antes el productor no consumía el chocolate que producía, ahora con la participación de las diferentes instituciones del Estado ya podemos encontrar una barra de este producto en las bodegas y mercados. Hoy en día, aquí en el Vraem se consume bastante el chocolate. Y no solo eso, sino que estos mismos productos traspasaron fronteras y han obtenido reconocimiento a nivel internacional.
¿Qué opinan tus hijos sobre este trabajo con el chocolate?
Ellos se sienten orgullosos de tener una mamá chocolatera. Durante la pandemia fueron quienes me ayudaron mucho. En ese entonces los mercados estaban cerrados y no sabíamos cómo vender los chocolates. Es así que me enseñaron a vender por internet y ahora son quienes se encargan de hacer la publicidad por redes sociales.
¿Cuáles son tus metas como emprendedora y cuáles son las de tu organización?
Como mujer emprendedora me gustaría especializarme más en lo que hago y como organización nos gustaría llegar a ser una cooperativa agraria y abrir puntos de venta para vender nuestros chocolates, ya estamos en ese camino. Justo estamos concretando la apertura de dos puntos en la ciudad de Lima para llegar a otro público.