Tener la casa propia es el sueño de toda familia. Bajo esta consigna Cristina Contreras Huaira (65), gastó todos los ahorros de su vida para comprar su terreno y construyó su vivienda con puro material que logró reciclar en las calles de Huancayo.
Un hogar llamativo
Una humilde y muy acogedora vivienda es lo que se observa al costado de los humedales que se tiene en el barrio Pichas, en Azapampa, Chilca. Es el inmueble más llamativo de la zona por el colorido de sus paredes que fueron elaboradas con gigantografías de publicidad exterior de diferentes eventos como conciertos, propaganda electoral y hasta avisos de pollerías, es lo que rodea el perímetro del terreno de un área de 70 metros cuadrados en promedio.
Un hogar que es suyo
“Con mi esposo, salimos a buscar material reciclado, él es el que amarró todas las ventadas y clavó las paredes. Nosotros compramos las calaminas. Acá me vivo tranquila y sin pagar alquiler”, contó Cristina Contreras.
Hace dos meses que Cristina, su esposo Pablo Ricaldi Santos y sus tres hijos de 14, 15 y 16 año se mudaron a esta casita. No cuentan con agua potable y construyeron una canaleta desde su techo, hasta una refrigeradora que hallaron, la misma que se convirtió en una tina que sirve para acumular agua de lluvia y lavar su ropa o hacer la limpieza de su hogar. Para acceder al líquido elemento tienen que caminar más de 4 cuadras hacia un vecino y guardan el agua, debidamente protegido para evitar infiltracción de insectos o bacterias.
El piso del inmueble también fue reforzado con escombros de paredes de cemento que lograron recolectar, esto evita que se acumule barro dentro de su casa y puedan estar tranquilos.
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“Estoy muy feliz con mi casita. Trato de mantener todo limpio para no enfermarnos del coronavirus. Mi esposo se va a trabajar como albañil y yo luego de limpiar me voy a reciclar”, añadió la mujer.
La familia de Cristina es natural de Huancavelica, pero hace más de una década viven en Chilca, y antes pagaban alquiler por un pequeño cuarto.