La emergencia sanitaria nuevamente se agudiza en Huancayo. El hospital Carrión está repleto de pacientes y no queda ni una sola cama para los pacientes COVID-19, que llegan a cada momento y en estado muy grave. El director del nosocomio, Jorge López Peña manifestó que este problema se vive en los últimos 6 días que no tienen camas ni en UCI, ni en hospitalización general.
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Esperan en sillas por falta de camas
“Tenemos 186 camas ocupadas en el hospital Carrión, 30 en UCI y 156 en Hospitalización General, muchos enfermos esperan en sillas en el área de Triaje, aunque sea así lo estamos atendiendo, porque no hay donde tenerlos. Estas deficiencias se presentan desde el 21 de mayo”, dijo el galeno.
Aunque tienen la intención de habilitar más camas, se ven impedidos, por la falta de oxígeno y personal que se encargue de atender a más enfermos.
Los pacientes del nosocomio consumen unos 100 balones diarios y con el tanque criogénico apenas les alcanza para 186 enfermos. Aunque cuentan con una reserva, esperan usarla solo en un caso extremo. La compra para el año se ha consumido y solo tienen hasta finalizar el mes de mayo.
“Los pacientes llegan con 70 y 80% de daño pulmonar y necesitan más oxígeno, hasta 10 a 15 litros, para instalar 10 camas mínimo requieren de 5 enfermeras, 5 médicos y 10 técnicos asistenciales”, señaló Jorge López, que demandó la ayuda del Gobierno Regional y el Gobierno Central.
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No es un juego
La anciana María Romero, de 70 años, es una de las pocas que ayer consiguió una cama, pese a su edad, los médicos se esfuerzan por su recuperación.
“En esta segunda ola estamos viendo el colapso del hospital, el 50% de los pacientes que ingresan en esta última semana requieren cama UCI y no hay, mientras los estamos asistiendo con máscaras Snorkel, pero no hay suficientes, ni hay tanto oxígeno para brindarles, esta pandemia no es un juego, por favor pedimos a la población de Huancayo, que se cuide porque el COVID está matando a familias completas”, exclamó la médico Janet Rojas.
Asimismo, refirió que muchas personas también están muriendo en sus casas, porque son mal manejados con medicamentos inapropiados que solo los complican más.
Aunque el personal de salud está agotado por tantos pacientes, continúan en la lucha por salvar a los que se pueda.