La región Junín se convirtió en el centro del procesamiento de los “superalimentos” que los habitantes de 40 países, requieren consumir para mejorar la salud en tiempos de pandemia. Junto a una representante de la Asociación de Exportadores (Adex), ayer visitamos en Concepción, una de las plantas procesadoras más grandes, donde le dan un valor agregados a los productos orgánicos que produce el país.

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El gerente general de Ecoandino, Gino Samaniego Damasen manifestó que un 80% de sus productos son para la exportación y en la planta producen chocolates de cacao, cacao en polvo, pasta de cacao, manteca de cacao, maca gelatinizada, jarabe de yacón, aguaymanto deshidratado, cereales, maíz morado, quinua, entre otros.

Por ejemplo fabrican barras “Nutribreak” que son barras de quinua con maíz morado, maca, castaña y pecanas endulzadas con jarabe de yacón. El “Hearty Flakes”, que son hojuelas de maíz morado, quinua, yacón y cacao.

Mencionó que luego de la pandemia, en el mundo hay mayor consciencia de las familias por el cuidado de la salud. A eso se debe la alta demanda de consumir productos orgánicos.

“Nosotros cuidamos mucho el producto, ya que trabajamos con mercados muy exigentes a nivel internacional como Japón, korea, Suiza y Holanda vamos a inaugurar una oficina comercial en el Reino Unido y una en Holanda, ya que trabajamos de la mano con la Asociación de Exportadores”, comentó Gino Samaniego.

La alta producción en Ecoandino le permite colocar productos por 6 millones de dólares para la exportación y 2 millones a nivel nacional. Los productos están en los principales supermercados y tiendas orgánicas.

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Además, invertirán un millón y medio millón de dólares para la compra de más maquinaria para el procesamiento del cacao, manteca y polvo para el mercado nacional y para la exportación.

El último envió será de 5 toneladas de manteca de cacao, cuyo destino es Inglaterra, en el contenedor valorizado en 120 mil dólares, también llevarán maca, cacao en polvo, aguaymanto deshidratado y kión, comentó Gino Samaniego. Mensualmente exportan medio millón de dólares.

El cacao que utilizan es uno de fino aroma de variedad criollo de Satipo, Pangoa y trabajan con productores de las comunidades asháninkas. La empresa cuenta con una máquina para el tratamiento de agua, que es reutilizada y enviada limpia al medio ambiente. Tienen previsto trabajar con energía solar al año 2023.