Una madre de familia que solicitó un servicio de taxi a una conocida empresa de la localidad de Chincha fue víctima de tocamientos y tentativa de violación sexual. El autor, según la acusación, es el chófer de la unidad, de quien se presume utilizó una sustancia no determinada para adormecer a la mujer y así dar rienda suelta a sus bajas pasiones. Este sujeto además se habría apoderado del dinero que tenía su pasajera.
La mujer de identidad reservada por sugerencia de su hermana y para protegerse de la delincuencia solicita un servicio formal de taxi. Con el vehículo se desplaza primero al banco; retira mil soles y luego pide ser llevada a su vivienda. Narra que de pronto sintió que se desvanecía, podía ver algunas cosas a su alrededor, pero no tenía fuerzas para levantarse. Al parecer la habían dopado con algo extraño.
Recuerda que fue llevada a un lugar oscuro y a un sujeto de tez blanca con barbilla comenzar a tocarle las piernas. Ese hombre era el taxista. La pasajera intentó defenderse y, sin embargo, no podía para enfrentar al agresor. Este en cambio, aprovechó la vulnerabilidad para realizar tocamientos indebidos y cometer actos libidinosos. Ella suplicaba ser liberada. Su atacante se detiene por un momento y conduce con dirección a un hospedaje.
Búsqueda de hotel
La agraviada recuerda que el taxista trató de alquilar una hora en un local no especificado y que el trabajador se lo negó. Entonces el sujeto vuelve a bajarse, se coloca junto a su víctima y comienza a tocarla sin su consentimiento. Este hombre retoma el volante y se desplaza a otro hotel. Esta vez llegó a uno del distrito de Sunampe, allí trato de tomar con engaños una habitación y también se lo negaron.
El depravado que ya había tratado de ultrajar en dos ocasiones a la pasajera se coloca en una zona con poca iluminación y repite los actos deplorables. Después decide, finalmente, llevar a su víctima al destino que había solicitado. Estando en su vivienda, este toca la puerta, deja a la mujer y escapa. La denuncia se formalizó en la comisaría de Sunampe y por la descripción brindada por la agraviada se consiguió identificar al atacante, quien sigue prófugo.
La mujer dijo que un primer momento no quería contar a nadie lo que había vivido, tenía miedo, vergüenza, quería proteger a su familia de los comentarios de otras personas. Luego tomó fuerzas y se acercó a la delegación para acusar a su agresor y ahora esta convencida de que ninguna víctima debe quedarse callada porque al hacerlo solo contribuyen con el agresor, quien en cualquiera momento puede volver a atacar a otra pasajera.