A vísperas de la Navidad, cuando los hogares suelen iluminarse con esperanza, oración y unión familiar, una golpeó el corazón de una humilde familia del distrito de San Andrés. Un consumió por completo su vivienda, apagando en minutos años de esfuerzo y sacrificio, y dejando a sus integrantes sin techo ni pertenencias en una fecha profundamente significativa para las familias cristianas.

Pérdidas materiales

La familia Quichca Paive de condición humilde e integrada por dos adultos y dos pequeñas niñas de apenas 5 y 1 año de edad, observó con impotencia cómo el fuego reducía a cenizas todo aquello que habían construido con trabajo y perseverancia. Ropa, muebles, alimentos y recuerdos cargados de valor sentimental desaparecieron, profundizando aún más su difícil realidad económica y emocional.

En medio del frío de la noche y la oscuridad que dejó el siniestro, la familia no tiene un lugar donde refugiarse y deberá permanecer en el mismo espacio donde ocurrió la tragedia. La imagen es profundamente conmovedora: dos niñas pequeñas enfrentando esta dura prueba en plena Navidad, una fecha que debería estar marcada por la alegría, la protección y el calor de un hogar.

A pesar del inmenso dolor y la pérdida total, queda el consuelo más grande: todos se encuentran ilesos. Este hecho se convierte hoy en una luz de esperanza en medio de la adversidad, recordando que, aunque lo material se puede perder, la vida es el regalo más valioso que Dios concede, incluso en los momentos más difíciles.

Hoy, esta familia humilde necesita del apoyo solidario de todos. Cualquier ayuda, por pequeña que parezca, será un paso importante para que puedan volver a levantarse y reconstruir su vida. La familia Quichca Paive se encuentra en San Andrés, Fundo Santa Inés (Asociación 13 de Febrero), y hace un llamado al espíritu humano y cristiano de la comunidad para tenderles la mano.

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