“Brisas de Primavera” (2024) es una muestra colectiva de la Agrupación de Escritoras del Norte ADEN, Trujillo. Es una autoselección de textos, lo cual evidencia un encomiable trabajo en equipo. Es una exposición de poesías y ponencias, e incluye un anexo que describe las actividades realizadas por las integrantes de la ADEN.
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En este libro, excepto el género “poesía” de creación libre, las “ponencias” tienen como eje temático: vertientes inspiradoras en “Trilce”, que lo comentaremos en otra oportunidad. Siempre se escucha, o lee, que faltan creaciones femeninas; pues bien, este libro es un aporte para demostrar que las mujeres escriben y difunden sus creaciones.
Esta muestra colectiva es de autoras que hace años redactan sus sentimientos e ideales. Es más, en las dos últimas décadas jóvenes escritoras de la región La Libertad avanzan con obras individuales.
KCOMT y CONTRERAS
Sara Ymelda Kcomt Kooseng, siempre noble y atenta al amanecer. Por eso conoció a la “Mariposa de la mañana”. Cuando viva estuvo auscultando el mundo en que vivimos, así se convenció de que “El mundo es nuestra casa”. Siendo una niña conoció la vida en orden y luz alimentado su deseo de superación. Poetizó a la “Madre”, al “Padre” y se alejó del miedo. Siempre caminando descubrió al “Pequeño rosal” y supo del “Agua nuestra” como la fuente de agua viva.
Rosa Berenice Contreras Calderón es una poeta de experiencia y con varios registros de temas vivenciales, de poesía de versos líricos. Sus emociones nacen del soliloquio personal y va cautivando al lector con temas empáticos. Ella sabe que así “Llegaron”, encara “Así eres”, sabe que los días “Van pasando” supera el miedo, absuelve sus propias “Preguntas”. La poeta cajabambina se ratifica “Soy”, supera nostalgias, y “A veces” filosofa, reflexiona e interpreta que en la vida siempre hay un “Tal vez”.
CARRANZA y SHIGUIYAMA
En cambio, Maria Marleni Carranza Sandoval es más recurrente de la remembranza y de la valoración desde la posición de género en “Mujer de las cinco letras”, “Padre árbol”. Considera con beneplácito a su “Misión cumplida”, pero advierte que siempre existe el “Maestro”, y con telúrico amor busca y muestra a su favor “Tu canto” y “Tan solo tu voz”. De palabra serena, María Rosa Yoshie Shiguiyama nos muestra mayor identificación en los poemas “Trujillo”, “Machu Picchu” y “Marinera norteña”. No obstante, medita y procesa la vida en “Duda”, “Nocturno”,” Búsqueda”. Y a veces, irreverente expresa “El grito”, y varía sus temas entre gatos y ensueños, por donde va transita en busca de una mejor identidad y realidad.
PÉREZ DÍAZ y PÉREZ ÁVILA
Rosa Yolanda Pérez Díaz ofrece una poesía espiritual-religiosa. Nos insta: “Cultiva una buena senda”, “Octubre, mes del señor de los milagros” y “El mendigo de la esquina de mi iglesia”. Introspectivamente valora a la “Infancia, edad primera”, descubre con voz aceptante que “La niña se transformó”. Valora la amistad, un gran tesoro, y nunca pierde la visión de seguir aprendiendo, por eso reconoce a “El maestro en el camino”. Nadie puede olvidar de quien nos dio la vida, por eso la poeta menciona a “El viaje de mi madre”.
No deja de reflexionar en “Algunas interrogantes” y “La pregunta inesperada”. Por su parte, María Esther Pérez Ávila, quien ya ha dado muestras de su apego a la ecología, persiste en el tema en los poemas “Soy el amazonas”, “¿Qué secretos guarda el cerro?”, “Cántiga de la luna a los andes”, “Balada de La luna enamorada”. Asimismo, tiene sentido en el “Enigma de contrastes”, y aparece el tema social en “Sangre y gloria del bicentenario”, “¿La paz una utopía?” e “Identidad”.
ACOSTA
Sorprende gratamente el verbo social de Violeta del Socorro Acosta Iparraguirre que refleja la situación sociopolítica del país en los poemas “Corrupción detonante”, “Crimen sin espada”, “Nada nos ha tocado”, “El teatro de la soberbia”, “Tiempo extinguido” y “Brecha mora”. Enseguida varía su temática en “Tus manos frías”, “Nuestra existencia”, “Mujer colosal” y “Majestad infinita”. Son poemas que cuestionan la actualidad.
MALABRIGO Y CHÁVEZ
La maestra y poeta Bertha Rosa Malabrigo, en categórica reflexión filosófica y enalteciendo a su género, nos habla de la eternidad en la “Mujer de tiempo”; pondera lo filial en versos exclamativos de “¡Te amo!”; valora a la “Voz”, y enaltece la “Amistad”. Su magisterio le faculta escribir sobre la “Niña traviesa”, y de quien aprendió para toda la vida “A mi maestra”. En honda remembranza nos confiesa “En mi recuerdo” y busca lo permanente en “Silencio”.
Cierra el capítulo de poesía Esperanza Margarita Chávez Zaldivar, con variedad temática y abierta a la interpretación del lector. Va desde el “Crespón negro”, que si bien evoca a la independencia nacional, también encara algunas malas conductas; en cambio, valora el sentimiento en la “Danza de amor” de la luna y la huaca, continúa con los versos que rompen los límites “Versos viajeros”, la sentida “Evocación”.
Su poesía es particular en la selección por cuanto recurre a la dualidad: “Te tengo y no te tengo”,” Flores y recuerdos”, “Luz y Rosa”. Concluye con los contundentes poemas tributarios a la “Mujer”, “Resiliencia” y “Túnicas blancas” que revaloran las hermanas de los asilos de ancianos.
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